Hablamos con el director artístico de este Certamen que celebrará su 22ª Edición en Burgos en Julio. Acoge a coreógrafas/os y a compañías de todo el Mundo. Todavía está en vigor el plazo de presentación de propuestas/ coreografías.
-Para todos los que no conocen este Certamen, ¿cómo se lo presentarías?
El Certamen es una plataforma de exhibición coreográfica y un escaparate para visibilizar y proyectar el trabajo y los códigos artísticos, de composición y movimiento, que firman esos nuevos creadores y creadoras emergentes del siglo XXI. Por su duración, por la cuantía de sus premios y por el nivel de sus participantes, es un encuentro único.
“Hay un jurado profesional que hace una preselección de las obras a concurso y un segundo jurado internacional que falla las obras finalistas y los galardones”
-Las propuestas se articulan en tres grandes apartados…
Son Danza en el Teatro que agrupa las composiciones coreográficas contemporáneas y urbanas.
Danza en la Calle da cabida a aquellos trabajos y poéticas concebidos para ser expuestos en espacios no convencionales y en un formato que dialoga de una manera muy próxima con el espectador y el entorno. Esta sección cuenta con dos subapartados: Bailando con Piedras, en la que compiten piezas de calle de cualquier naturaleza y Danza en el Camino, que selecciona algunas creaciones expresamente inspiradas en el Camino de Santiago que pueden verse después en algunos de los entornos más maravillosos de la Ruta Jacobea a su paso por La Rioja, Burgos, León, Palencia o Galicia, pero también en el Museo Guggenheim Bilbao.
Y las actividades de Arte Urbano se dividen en un concurso de Street-Art o muralismo, que proyecta trabajos en fachadas de hasta diez metros de altura. Y Burgos T-Mueve. A través de sus móviles, los jóvenes (mayores de 14 años), tienen la oportunidad de compartir y presentar sus coreografías, que previamente han sido grabadas con móviles y cuya duración no excede el minuto. Son trabajos muchas veces sorprendentes, basados en la inmediatez y apoyados en el universo digital.
-¿Algunas novedades de la edición de este año que quieras destacar?
La ampliación de los territorios de exhibición, las nuevas incorporaciones al jurado, la implantación de un curso basado en el conocimiento del repertorio de Nacho Duato y un taller coreográfico a cargo del coreógrafo Mario Bermúdez (de Mercat Dance), toda una primicia enfocada a la capacitación coreográfica.
-¿Por qué sigue siendo muy necesario acercar la danza a los ciudadanos fuera de los espacios habituales en los que se suele bailar y/o interpretar?
Nos permite ampliar el público y la diversidad cultural que tiene acceso a ella. Muchas personas pueden sentirse intimidadas o alejadas de los espacios tradicionales de la danza, ya sea porque les resulta un lugar desconocido, porque les parece elitista o porque simplemente no tienen acceso a él. Además, llevar la danza a espacios no convencionales puede fomentar la creatividad y la innovación en la forma en que se presenta y se interpreta una determinada creación de danza. Y también fomenta una mayor interacción entre los artistas y el público.
“La danza es un arte accesible a todos y puede ser una forma enriquecedora de comunicación y conexión humana”
-Celebraréis vuestra 22ª edición. ¿Ahora es mucho más fácil convencer a algunas compañías para que acudan a este Certamen o no?
Ofrecer más de 58.000 euros en premios, junto con la posibilidad de diseñar giras, favorecer la presencia de algunas piezas finalistas en ferias y festivales, incentivar acuerdos para ofrecer residencias coreográficas y fortalecer conexiones de trabajo y exhibición entre continentes es un incentivo y un innegable atractivo para coreógrafos reconocidos o emergentes que buscan presentar sus propuestas en Burgos. Esta iniciativa ha generado sinergias importantes entre bailarines y coreógrafos que antes no se conocían.
-Luis Martín Oya es el presidente del Jurado Internacional que falla los premios que entrega cada año el Certamen…
Hay un jurado profesional que hace una preselección de las obras a concurso (bajo parámetros y criterios próximos a una línea coreográfica que define el Festival) y un segundo jurado, de carácter internacional, que falla las obras finalistas y, durante la gala final, los galardones. Está presidido por Luis Martín Oya, ex bailarín de la Compañía Nacional de Danza y director adjunto de la Nacho Duato Academy (NDA) en Madrid. El jurado, por otro lado, está a disposición de los coreógrafos participantes para conocer su opinión sobre la obra a concurso.
-¿Consideras que todavía se programa mucho menos de lo debido a las compañías de danza contemporánea en los Teatros españoles?, ¿Por qué?
De manera sincera, personalmente creo que la danza no tiene un papel decisivo en la programación escénica teatral en España, ya que carece de un apoyo mayoritario del público, salvo para los grandes clásicos del ballet o para compañías y coreógrafos reconocidos. Es necesario recorrer un largo camino para «reconectar» al público con el arte del movimiento, algo que se perdió en los albores del Renacimiento cuando la danza se elevó a las clases nobles. A diferencia del teatro, que ha mantenido su vinculación con el pueblo y de la danza social o de salón, que triunfa actualmente porque acerca su técnica y la hace accesible al ciudadano común, existen demasiados «impedimentos intelectuales» que impiden al gran público disfrutar del movimiento. Afortunadamente, la danza urbana comienza a conectar con los públicos y, aunque es también una técnica muy desarrollada, existen variantes muy amigables para disfrutar de ella. En la danza contemporánea, el movimiento «Gaga» contempla una danza participativa que podría comunicar con el público.
-¿Qué propondrías al respecto?
Existen numerosos planes de captación de públicos y programas escolares para la danza. Yo apostaría por: Concienciar desde la infancia sobre el valor de la danza como un vehículo de expresión que va más allá de las barreras físicas, ya que su principal medio es la interpretación y el movimiento individual o colectivo, que nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos y con otros practicantes. Debemos romper con el mensaje erróneo que sugiere que para la danza se necesitan físicos extraordinarios y, en su lugar, fomentar una cultura que celebre la diversidad de cuerpos y habilidades en la danza. La danza es un arte accesible a todos y puede ser una forma enriquecedora de comunicación y conexión humana.
-Sería recomendable también fomentar la apreciación de la danza desde una temprana edad y dotar de herramientas de criterio a los alumnos frente a cualquier espectáculo de danza. Sería deseable incluir en los proyectos curriculares —desde la infancia hasta la universidad— un programa mensual que incluya la asistencia a espectáculos y actividades didácticas. Se debería también apoyar la asistencia a clases semanales de danza y composición grupal de movimiento y, desde los 8 años, se deberían proporcionar herramientas para explorar el cuerpo y sus códigos de movimiento, tanto en el contexto urbano como en el contemporáneo. Es fundamental reforzar el mensaje: «¡DANZA, UN DEPORTE PARA LA SALUD!», capaz de mejorar la calidad de vida y promover valores como la disciplina, el trabajo en equipo y la creatividad.» Y considero vital establecer con los profesionales de la danza un decálogo de buenas prácticas en donde prime el poder de la danza como un instrumento global de satisfacción personal y de mejora para el diálogo y la comunicación social. Más información en www.cicbuny.com