Ana Zamora (Premio Nacional de Teatro 2023) ha versionado y dirige esta magnífica comedia de Calderón de la Barca. La estrenará, junto a su compañía Nao d´amores y en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en el Teatro de la Comedia.  

-Dices en la presentación de la obra que “Calderón adapta en esta pieza la temática caballeresca a su propio contexto teatral y crea un juego palaciego de aires carnavalescos, un enredo propio de las comedias de capa y espada en el que el Barroco se descubre a sí mismo a través de un Medievo soñado por el Renacimiento.”

Es una obra que escribe Calderón para una representación cortesana de aires carnavalescos. Tiene todos los elementos de acción como luchas de espadas, caballeros andantes, seres fantásticos, un ambiente en un mundo mitológico (casi, casi de ciencia ficción) y con música en directo. Calderón se inspiró en “Espejo de príncipes y caballeros: el caballero de Febo”, un libro de caballerías (como “El Quijote”), anterior a su publicación, en el que la acción remite al mundo medieval. Yo juego con la historia de la novela anterior (de Diego Ortúñez) en la que se inspiró Calderón de la Barca y con su propia obra. Una gran fiesta en la que el público es una parte de este mundo que creamos sobre el escenario. ¡Soñemos otros espacios de fantasía que nos permitan reconocernos fuera de las miserias cotidianas…!”.

-La historia de esta divertida comedia nos narra que “Para heredar el trono de Tartaria, la princesa Lindabridis deberá casarse con un caballero que pueda vencer a su hermano Meridián en un torneo. Para ello, en la búsqueda del marido que mejor se ajuste a sus necesidades, viaja por el mundo subida en un castillo volador…”

Esa princesa voladora (Inés González) llega hasta una isla lejana llena de caballeros andantes. Todos se quedan enamorados de ella y participarán en un Torneo para luchar por su amor. Pero la princesa Tartaria se enamora de Claridiano que es, en realidad, Claridiana. Se ha disfrazado de hombre por celos. Quiere que su gran amado Febo no se enamore de la Princesa. El triángulo amoroso está servido.

Alrededor de estos tres personajes hay muchos más como Fauno, Malandrín, Rosicler, el rey Licanor, Floriseo, Sirene, Arminda… Hay ocho personas en escena que hacen de todo, incluso mueven los elementos escenográficos. Es un disfrute para los sentidos. Los músicos actúan y los actores/actrices cantan y bailan danzas. Esa idea del artista renacentista y barroco sigue muy presente en nuestra compañía.

-¿De qué pretendía hablarnos Calderón?

¡Calderón hace unas reflexiones tan bárbaras en la mayoría de sus obras!. La obra tiene referencias muy presentes. Lo interesante es entender que este viaje de la princesa para buscar marido es una realización personal. La princesa pasa de ser una princesa encantada en una torre en la que espera a su amado, sin envejecer nunca, a una princesa que va a resolver el problema por ella misma. Hay un salto cualitativo que me lleva a entender ese personaje muy alejado de las ideas de la mujer o de la doncella guerrera que estaba en todos los libros de caballerías. Ha sido apasionante descubrir a este Calderón, en plena época del racionalismo cartesiano (el “Discurso del método” se había publicado en 1637), construyendo un mundo loco de pura fantasía que parece una vía de escape de su propio universo.

-Éste no es un texto muy conocido ni muy representado. ¿Por qué lo elegiste para llevarlo a escena con tu compañía y estrenarlo en el Teatro de la Comedia?

Cuando te invitan desde la CNTC para trabajar con ellos, todo el mundo tiende a pensar en los grandes títulos de Lope, Calderón…. Está muy bien y hay mucho que montar al respecto. Pero en Nao d´amores tenemos una voluntad de hacer una aportación. Desde que cumplimos 20 años como compañía en 2021 (año en el que ocurrieron muchas cosas y que fue un meneo muy grande para nosotros) creo que hubo algunos cambios en nuestro estilo.  Y pensé “tenemos que hacer algo distinto. No tenemos que dejarnos llevar por la inercia. Necesito salir del Renacimiento pero no me puedo distanciar del todo…” Nos pusimos a revisar entre los textos de Calderón y redescubrimos esta increíble comedia.

 

-¿Qué destacarías de los elementos escénicos?

Tengo que aclarar que la princesa no va a volar literalmente sobre el escenario. No es un espectáculo de vuelos circenses o acrobáticos. Es un Teatro que tiene que llegar también a todos los pueblos de España. Mi referente tiene que ver con el mundo de la tradición Occidental, vinculada a la narración épica. Me inspiro en objetos que proceden de la teatralidad popular. Sin haber títeres en escena, sí hay una dinámica de juego y un código de estar en serio y en broma constantemente. Y hay muchas referencias a las comedias de enredo, aparte de al ámbito caballeresco.

En el escenario encaja la escenografía que es una creación de Cecilia Molano. Las cosas se convierten en otras cosas. Hay un aire a las muñecas rusas, jugando al juego de la sorpresa barroca. Es muy artesanal y está muy cerca de lo que somos como compañía.

La música es de inspiración barroca y está compuesta por Miguel Ángel López y María Alejandra Saturno. La música está muy presente, no sólo acompaña al verso. Es como un personaje más.

-El Premio Nacional de Teatro de este año, ¿para qué y para qué no os ha valido como compañía?

La noticia ha tenido mucha repercusión. He notado una demostración unánime de felicitación de parte de la profesión y del público  que me ha provocado una sensación de alegría apabullante. También me ha gustado que ha habido muchas personas que han pensado que es un premio al trabajo que llevamos haciendo como compañía durante todos estos años. Y nos ha servido para acentuar el prestigio en otros ámbitos. Pero, para “vender” bolos no nos ha valido.

La obra la llevan a escena Inés González, Paula Iwasaki, Mikel Arostegui, Alejandro Pau, Miguel Ángel Amor, Alba Fresno, Alfonso Barreno e Isabel Zamora.

PAULA IWASAKI Y ALEJANDRO PAU:

-¿Cómo describirías a tu personaje?

PAULA: Es Claridiano que, en realidad, es Claridiana. Es una mujer que va a pelear por su honra y va a participar en un torneo para que su amado Febo no lo gane y se convierta en esposo de la princesa de Lindabridis. Es una mujer del Barroco pero es fuerte, con carácter, toma la iniciativa. Tiene el coraje y el valor de coger las armas y pelear con quien sea para lograr su objetivo. El motor de este personaje son los celos. “Dadme paciencia, cielos, si puede haber paciencia donde hay celos”, dice en una escena. Como Claridiano capta la atención de la princesa que reconoce muchas de sus cualidades en él/ella. Ambas van moviendo la trama. Son como un espejo. Además, creo que para crear este personaje Calderón se basó en Rosaura (de “La vida es sueño”), pero con el código de la comedia. También me recuerda a “La villana de Getafe” de Lope de Vega.

-¿Cómo son tus personajes?

ALEJANDRO: Malandrín es el criado gracioso de Claridiana. Y ejerce de maestro de ceremonias de la función. Presenta la ficción, la termina y es el hilo conductor de toda la Historia. Intentamos que aporte una mirada distinta y que tenga una forma diferente de relacionarse con el público. Malandrín se distancia muchas veces y hace muchos comentarios más contemporáneos. Es como si opinase de lo que ocurre, comenta la dramaturgia y convierte al espectador en cómplice. Dice: “Después de la salpicada, mil instrumentos oí. Si fuera comedia, aquí acabara mi jornada. Más puesto que no lo es y que prosiguiendo va, la música suplirá ausencias del entremés”. Empieza siendo el criado pero es una persona que se va dejando llevar por supervivencia hasta convertirse en el criado de Fauno, posteriormente en el criado de Febo… Está donde más le conviene.

El galán Rosicler es un personaje que no puede vivir sin Floriseo (Miguel Ángel Amor). Estos dos caballeros forman una pareja muy cómica, a su pesar, por lo ridículos que pueden llegar a ser en muchos momentos de la función. Los dos buscan el honor y ganar el poder. Buscan al Fauno para darle muerte. Ambos participarán en el torneo pero para ellos la princesa es “un trofeo”. Se creen muy valientes. Calderón les deja muy mal parados.

-En esta función las verdaderas protagonistas son la princesa de Tartaria y Claridiana…

ALEJANDRO: Sí. Los hombres son satélites. Influyen en sus historias pero no son los importantes. En las que se centra la historia es en ellas y a mí personalmente me encanta que sea así.

-En el escenario los intérpretes no sólo vais a actuar…

PAULA: Es un reto para mí porque los actores estamos solos en escena. No va a haber un equipo detrás de nosotros. Necesitamos estar muy pendientes los unos de los otros. El despliegue escenográfico es fantástico  pero es muy complejo y artesano. Tenemos que mover y/o levantar los elementos u objetos mientras cantamos, bailamos o actuamos. Y la trama tiene un ritmo muy ágil, con cambios de vestuario increíblemente rápidos… Para ayudar, el vestuario de Deborah Macías no es un vestuario purista. Es muy funcional para favorecer los movimientos en escena. Además, tendremos al público sentado a la izquierda y a la derecha del escenario, muy cerquita de la acción.

ALEJANDRO: Los intérpretes tenemos que hacer muchas cosas y todo debe funcionar como el mecanismo de un reloj suizo. Me parece que tiene mucho mérito que Ana Zamora gestione todas estas facetas desde la tranquilidad y desde la sonrisa.

-¿Qué códigos de humor utilizó Calderón en esta función?

PAULA: Hay un código de humor basado en un meta enredo, en un enredo continuo. Sus personajes también sufren y se toman en serio por lo que pelean y eso provoca muchas veces situaciones muy cómicas también. Es una de las últimas obras de Calderón. Se mete en el preBarroco, en un contexto de trama caballeresca pero hay muchos momentos de humor.

-¿Qué destacarías del proceso creativo que estáis llevando a cabo con Ana Zamora?

ALEJANDRO: Es la primera vez que trabajo con ella. Es un gustazo. Está siendo un proyecto muy intenso. Estamos aislados y concentrados en Segovia. El equipo artístico y el técnico tienen mucha alegría. Nos planteamos este proceso como un juego también que no está reñido con la precisión que tiene Ana Zamora como directora y con lo estricta que es. Fotografías de Sergio Parra. De gira por España.