Pepón Nieto, Antonio Pagudo, Fernando Soto, Rulo Pardo, Avelino Piedad y Esteban Garrido derrochan todo su extraordinario bagaje profesional en esta divertidísima versión de la comedia de Shakespeare. Una función dirigida por Andrés Lima.

-Antífolo y Dromio de Siracusa, amo y criado, llegan a la ciudad de Éfeso, buscando a sus respectivos hermanos gemelos. El padre de ambas parejas de palíndromos también llega a la ciudad, siendo detenido por extranjero sin papeles nada más pisar puerto, y es condenado a muerte. Sólo encontrando a sus hijos podrá salvarse… ¿qué más le podemos contar al público sobre la historia de esta función?

PEPÓN NIETO: Creo que no debemos contar mucho más. El público debe ir al teatro con ganas de divertirse y meterse en este enredo que cada vez se enrevesa más. Es un vodevil de puertas sin puertas.

-En esta obra hay muchos líos con los personajes y mucho desdoblamiento en vuestras interpretaciones pero… ¿Cómo describirías tú a los dos hermanos amos y a los dos hermanos criados?

ANTONIO PAGUDO: No lo tenemos claro ninguno de los actores que los interpretamos. Básicamente los de Éfeso son más terrenales, pasionales, realistas y los de Siracusa son más espirituales, cerebrales, idealistas, soñadores, utópicos. Yo interpreto a Dromio de Siracusa. Un sirviente que mantiene con su señor una excelente relación basada en la comunicación, el humor, el respeto, que ve como todo eso desaparece en cuanto ponen un pie en Éfeso por culpa de un error.

PEPÓN NIETO: Aunque son idénticos y se supone que son dos gotas de agua (de ahí las confusiones y los enredos), son muy diferentes entre sí. Sus caracteres son distintos. Antífolo de Siracusa es un tipo romántico, sufriente, enamoradizo y Antífolo de Éfeso es guerrillero, macarra, tiene amantes, va de putas, no trata bien a su mujer… Por ende, los criados son iguales. El criado de Siracusa es tratado por su amo como un hermano, conversan, charlan, hay amor y confianza. Sin embargo, el criado de Éfeso es maltratado, se lleva todos los palos de la función. Uno es tratado como un criado y el otro como un esclavo.

-Según Andrés Lima, esta función nos habla de que “La verdad y lo correcto le deben su existencia a lo falso y al error, pues no tendría sentido enunciarlas como tales si no existiese la posibilidad de su contrario. Lo auténtico y lo correcto son siempre tan planos, tan… tan aburridos, ¿estás de acuerdo?, ¿Por qué?

PEPÓN: Sí, estoy de acuerdo porque creo que los errores y lo fortuito son la sal de la vida. Cuando tienes las cosas muy claras, las verdades muy rotundas… sólo se puede defenderlas incluso con la propia vida. Sin embargo, los errores son mucho más interesantes. Somos fruto de las casualidades, de lo fortuito en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, en el amor. Cruzarte con una persona y mirarte a los ojos no es más que un acto de casualidad. Creo que hay que vivir la vida disfrutando de los errores. Por ejemplo, a mí no me gusta viajar con todo planeado. Sé a dónde voy pero prefiero tirarme a la calle y ver qué me depara la ciudad y conocer los sitios de forma lúdica. De esto habla la función.

ANTONIO: Totalmente de acuerdo. Con las equivocaciones aprendemos mucho más que con los aciertos. Aunque yo llevo toda la vida equivocándome y parece que no aprendo nada. Entre error y error, creo que he colado algún acierto.

-En esta función hay mucho juego metateatral, mucha farsa y se reflexiona también sobre el Teatro y los cómicos, ¿es así?

ANTONIO: Creo que es un regalo que nos ha hecho Andrés Lima porque todos los integrantes del elenco tenemos una larga trayectoria teatral. Expresamos nuestras inquietudes sobre nuestra profesión y el personaje, frente al público, le hace partícipe de nuestro amor a lo que hacemos. Es un momento mágico que disfrutamos enormemente.

-Se ha comentado que en esta obra hay “un humor popular, ágil y amable”. Pero, ¿Cómo calificarías tú el tipo de humor que hay en esta función?

PEPÓN: El humor es popular, ágil y amable, pero creo que también es un humor inteligente. En la función también hay una doble intención y está todo creado desde el sarcasmo y de saber reírse de uno mismo.

ANTONIO: Yo destacaría que hay muchos tipos de humor. Andrés ha facilitado que suceda eso dejando a cada uno de los integrantes del elenco trabajar desde su verdad. Esto aporta una riqueza al montaje que el público agradece. No solo es un espectáculo popular, ágil y amable, también es un espectáculo rico en estilos.

-En el escenario nos planteáis preguntas como “¿Qué es la Verdad? ¿Cuál es origen de todo eso que acordamos llamar “lo verdadero”? o ¿Dónde descansan los cimientos de las respuestas correctas?”. ¿Qué otras preguntas hay en esta obra?

ANTONIO: Esas preguntas se las hacemos al público para que empiece a cuestionarse y se ponga en nuestro pellejo. Pero luego hablamos del amor, la traición, el poder, la pasión, la política. Muy de Shakespeare todo.

PEPÓN: La función está llena de preguntas porque creo que Shakespeare no habla rotundamente de las cosas sino que continuamente le plantea preguntas al espectador. Eso es lo que hace que el teatro tenga el sentido que tiene que tener. Consigue que salgas del Teatro pensando en que algo ha cambiado en ti a través de las preguntas necesarias para removernos. Creo que esta obra hace esas preguntas necesarias.

-¿Por qué es muy necesario que se sigan llevando a escena textos como este clásico?

PEPÓN: Siempre es necesario llevar los clásicos al escenario, ya que nos ponen un espejo enfrente y nos cuestionan como individuos y también como sociedad.

ANTONIO: No sé si es necesario pero sí es útil. Nos sirve para hablar sobre muchos temas importantes sin pedantería. Le damos caña a nuestra sociedad pero sin que duela nada.

-¿Por qué crees que Andrés Lima ha elegido esta escenografía que es como un Chill Out con un DJ en escena?

PEPÓN: Llegamos a esta idea de escenografía de una forma conjunta. Mi primera propuesta es que fuera una fiesta también con el reparto. Quería sentirme a gusto con mis compañeros dentro y fuera del escenario, salir del teatro e irnos a cenar juntos, pasarlo bien, divertirnos…Y Andrés, que me conoce muy bien, sabe que no hay fiesta que más me guste que la de un chiringuito en Cádiz, en verano con un DJ, tomando cervecitas y pasándolo muy bien. Representamos esta función como el que está en un chiringuito de verano con las cortinas, el aire, el suelo como un fondo marino… Todo vino de una forma muy rodada y natural, que nos llevó a un rollo muy Mediterráneo que encaja con los personajes de Grecia. Un chiringuito era la mejor forma de definir ese espacio único en el que queríamos que ocurriera todo.

-¿Qué destacarías del cuidado vestuario diseñado por Paola Torres?

PEPÓN: El vestuario de Paola Torres es una maravilla. Andrés propuso la idea de las falditas y pompones de los soldados griegos y Paola lo ha desarrollado de forma maravillosa, con las texturas, diferenciando sutilmente a los gemelos y la construcción de los personajes femeninos. El trabajo de Paola enriquece mucho la función. Es la tercera vez que trabajo con Paola desde mi productora, Mixtolobo, y su mano siempre hace que todo crezca muchísimo, haciendo que la función adquiera un empaque diferente. No se queda en lo fácil, va más allá y enriquece todo muchísimo. Es una coproducción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Mixtolobo. Fotografías de escena: Jero Morales. Retratos: Javier Naval. De gira por España.