Es un espectáculo de teatro, poesía y música a partir de la obra del poeta Gustavo Adolfo Bécquer. Un homenaje de La Otra Arcadia que protagoniza Beatriz Argüello.
-Interpretas a “la inspiración” de Bécquer, pero ¿En qué consiste tu labor en el escenario y en este espectáculo de teatro, poesía y música?
Interpretar algo intangible desde el punto de vista actoral requiere una gran dosis de imaginación. Pero en este caso ayuda mucho la palabra de Bécquer, pues su poesía está llena de imágenes que traspasan la frontera del espacio/tiempo, de sensaciones y sentimientos que pertenecen a lo más íntimo del alma. Dejarse llevar por este caudal ya genera un estado muy particular sobre el escenario. La inspiración es un ideal que persigue el poeta a lo largo de su vida. En este caso, David Luque interpreta al poeta que anhela y busca hasta en su propio infierno esa luz, ese vano fantasma. Yo juego con él desde un encuentro imposible. Suspiro a su lado, río, seduzco, le dejo en su soledad para volver luego a iluminar su camino…
-Se comenta en la presentación que el tema fundamental de “Vano fantasma de niebla y luz” es el de la búsqueda de un ideal inalcanzable; el de la aspiración -común a todos, por muy quimérica que sea- a encontrar un modelo de perfección donde pueda radicar la felicidad…
Asistimos a la búsqueda constante del artista por encontrar esa chispa de luz en la que todo su arte (e incluso su vida), encuentre un sentido. Pero incluso cuando se alcanza, cuando se llega a tocar con los dedos a las musas, desaparecen caprichosamente y se esfuman. Es como si se estuviera comenzando una y otra vez. Siempre hay un lienzo en blanco, una página en blanco, un salto al vacío antes de salir al escenario por muchos estrenos que lleves a tus espaldas.
-El espectáculo nace con la intención de mostrar que la obra de Bécquer, que ejerció una extraordinaria influencia en movimientos literarios que vinieron después (Modernismo, Simbolismo, Generación del 27) y en destacados autores (Machado, Valle-Inclán, Pío Baroja…), conserva intactas su belleza y profundidad…, ¿estás de acuerdo?
Por supuesto. Además, es un montaje en el que se rompen los estereotipos que podamos tener sobre Gustavo Adolfo Bécquer como poeta meloso o cursi para mostrarnos la envergadura de su poesía que es mucho más profunda, desgarrada y compleja.
-¿Cuáles son los principales mensajes que os gustaría transmitirle al público?
La búsqueda de lo sublime, de la belleza y de aquello que nos llena de gozo estético, siempre merece la pena por muy arduo que sea el camino. La palabra de Gustavo Adolfo Bécquer da fe de ello.
-¿Cuáles son los textos de Bécquer que se han seleccionado para este espectáculo?
Raúl Losánez ha sido el encargado de la selección de los textos. Desde los poemas más emblemáticos de Bécquer como “… ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú” hasta los más desconocidos. Y los ha colocado en las distintas voces que aparecen en el montaje. Por una parte, el poeta y la inspiración (David Luque y yo), las poesías cantadas (Raquel Riaño) y la voz del piano (Jorge Bedoya).
-¿Por qué le puede interesar esta función al público más joven?
Creo que es una manera fantástica de adentrarse en el mundo de la poesía. Hoy en día la juventud está más atrapada por la imagen que por la lectura, y ésta puede ser una oportunidad maravillosa para ver poesía. Poesía viva en escena. Ojalá que después de venir al teatro se despierte en ellos la curiosidad por leer a Bécquer y si ya lo han hecho, que lo puedan leer con otros ojos.
-¿Qué tipo de música os acompaña en escena, compuesta interpretada al piano por Jorge Bedoya?
Es una música minimalista de carácter muy cinematográfico que potencia el viaje de los dos protagonistas por los mundos sutiles de la creación artística. Por otra parte, están las canciones compuestas e interpretadas por Raquel Riaño con textos de Bécquer que nos traen a la actualidad con una estructura más pop.