Basada en el poema épico “Paraíso perdido” de John Milton, con texto y dramaturgia de Helena Tornero y Andrés Lima (que también la ha dirigido). Según Lima, “Este montaje es el intento de comprender nuestros comportamientos, de saber si la Fe es sólo un plan preconcebido para asegurar la obediencia; si la espiritualidad es la intangibilidad de la libertad o la perpetuación del miedo.” Está protagonizada por Pere Arquillué, Cristina Plazas, María Codony, Rubén de Eguía, Laura Font y Lucía Juárez.

-¿Cómo es este Satanás, tu personaje?

Simboliza la rebelión. Se da cuenta de que Dios (interpretado por Pere Arquillué) se ha atribuido todo el Poder y él lo cuestiona. Cuando Dios decide que ya no es el hijo predilecto y que, además, va a engendrar su propio hijo (que sería el Mesías), Satanás convoca a todos sus huestes y empezará una guerra tremenda. Guerra que, según el poema de Milton, acaba ganando Dios. Es un personaje fascinante y muy humano porque no se conforma.

-En la presentación de esta función se comenta que: “Paraíso perdido” nos propone una relectura actualizada del poema de Milton en el que la naturaleza del bien, y por tanto del mal, está muy presente, al igual que la condición de la relación entre hombre y mujer o la ficción rebelde del teatro”, ¿qué añadirías?

Milton habla desde otro punto de vista del Bien y del Mal porque cuestiona el poder de Dios. Y hay algo fascinante en nuestra dramaturgia porque pone al Teatro bajo ese prisma. Sigue siendo el arte disidente que es prohibido por el Poder porque lo cuestiona, porque hace que los hombres y las mujeres se hagan preguntas. Y eso Dios “no lo puede soportar”. Es el arte que tenemos que proteger porque sigue siendo disidente.

-Dios y Satanás, obediencia o rebeldía. Adán y Eva. Estos cuatro personajes protagonizan este cuento lleno de rabia y furia, contado por un ciego (Milton) que significa una cantidad considerable de nuestra cultura occidental. ¿Cómo le presentarías a los espectadores la historia que nos narra “Paraíso perdido”?

Satanás nació Ángel y Dios le utilizó para seguir ejerciendo su poder. Como todos los poderosos, para demostrar que siempre acabarán ganando. Le envía a al Infierno. Le pide a ese Dios padre que reconozca que “Lo tenía todo atado y bien atado”. Pero lo divertido y lo fascinante de esta obra es que Satanás, aunque sabe que Dios siempre ganará, será el eterno rebelde.

-En escena se nos habla del origen del bien y del mal y del poder.  Y es también un homenaje al oficio del comediante, tantas veces demonizado por su fascinante capacidad de transgresión. ¿De qué otros temas nos habláis?

Creo que Satanás y Eva son espejos del espectador. Por mucho que nos digan que nos tenemos que conformar con lo que somos, la curiosidad, la valentía y la osadía siempre estarán en nuestro interior. Siempre se rebelarán en nosotros las ganas de saber, de conocer y de enfrentarnos a lo que se establece.

Hay una semilla dentro de cada uno que, por mucho que te digan que te conformes hay una rebelión interna que nos brota y que ha provocado tantas revoluciones en la Historia.

 -¿Con qué frases de tu personaje te sientes más identificada?

“Yo no nací Demonio. Nací ángel y tú me utilizaste”.

Y “Mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo”.

-¿Qué destacarías de la dirección de Andrés Lima?

Creo que Andrés es un gran Satanás porque se rebela contra las formas establecidas del Teatro encontrando la manera de que lo profundo también sea lúdico. Hay un punto de trasgresión en él para que el público pueda disfrutar de un gran espectáculo lleno de Luz, con una gran puesta en escena y música en directo en el que siempre hay un punto de humor. 

-Esta función tiene una escenografía muy llamativa y cuidada. ¿Qué destacarías de ella?

Es una escenografía muy inteligente. Es como un diorama de un Museo en el que hay un Paraíso y un Infierno que tiene que ver con la culpa y con la muerte. Un diorama que podemos observar desde la distancia o desde la cercanía. Es muy bella. Y se complementa perfectamente con la iluminación de Valentín Álvarez y la música original de Jaume Manresa. Es un espectáculo potente.

Es una coproducción del Centro Dramático Nacional, Teatre Romea y Grec 2022 Festival de Barcelona. Hasta el 18 de junio. Teatro María Guerrero.