Eduardo Vasco inicia su nueva etapa al frente del Teatro Español llevando a escena esta producción del Teatro que dirige. Un homenaje al centenario de la primera publicación de esta bella obra de Valle-Inclán.
-¿Cómo es esta versión que has escrito? ¿Qué hay y que no hay del texto original?
Cuando uno trabaja con un texto de una calidad tan extraordinaria como éste trata de combinar la fascinación y el gusto que tiene por el original con las ideas y necesidades que aparecen cuando se destina al público del presente. En este caso es un texto muy condicionado por su tiempo, con muchos guiños a sus contemporáneos, que no son los nuestros, así que hemos intentado que sea diáfano para los espectadores que lo van a ver, sin perder, en la medida de lo posible, la belleza formal del original y su contenido.
-Hace 100 años “Luces de Bohemia” ya hacía una severa crítica tanto a la injusticia social reinante como de la endémica corrupción política española. ¿Sigue siendo muy actual, no?…
La injusticia, la corrupción y muchos otros de los temas que aparecen en la obra son Universales y tan propios de aquella España como de ésta. ¡No hemos cambiado tanto!. Pero nosotros no tenemos intención de subrayar los paralelismos o las coincidencias, eso es algo que el espectador debe hacer por sí solo. Desde mi punto de vista, la obra tiene tal entidad que habla a nuestro presente sin necesidad de forzarla; por eso es una gran obra. Prefiero incitar a la reflexión que inducir una manera de pensar. La crítica social y política se va desgranando en cada escena con asuntos muy concretos de la realidad convulsa de aquellos años. Contemplas la desigualdad como una lacra que impulsa a los personajes a la pura supervivencia. También te planteas el sentido y la utilidad del medio artístico, la necesidad de nuevas estéticas que respondan a lo que nos rodea… y la muerte, que casi es el fondo de todo.
-La obra narra el periplo nocturno del poeta ciego Max Estrella que, junto al golfo Latino de Hispalis, recorre algunos de los lugares más característicos de la noche madrileña mientras se encuentra con personajes propios de aquella bohemia oscura y sórdida. ¿Qué tipo de personajes se va encontrando por el camino?
Recorren tanto lugares sórdidos —calles, paseos nocturnos o tabernas llenas de personajes al límite— como algunos con cierto lujo —cafés, redacciones de periódicos o el mismo despacho del ministro de gobernación— y el conjunto nos ofrece un retablo de aquella sociedad… de las cabañas a los palacios, que diría el Tenorio.
Y luego está ese nuevo género que los define: el esperpento que escénicamente es como una quimera que perseguimos los teatreros desde que apareció en las páginas de esta obra… así que nos toca pasar, bastante, por el Callejón del gato.
Ginés García Millán encabeza un reparto extraordinario formado también por los actores Antonio Molero, Irene Arcos, Alejandro Sigüenza, Ernesto Arias, Andrea M. Santos, Ángel Solo, César Camino, David Luque, Silvia de Pé, José Luis Alcobendas, Lara Grube, María Isasi, Jesús Barranco, Iván López-Ortega, José Luis Martínez, José Ramón Arredondo, Mariano Llorente, Juan Carlos Talavera, Juan de Vera, Luis Espacio, Mario Portillo, Pablo Gómez Pando, Puchi Lagarde y Toni Misó.
-Ésta es una gran producción con un elenco con gran bagaje teatral y muy amplio. ¿Cómo está siendo dirigirlo?
Es muy gratificante trabajar con actores y actrices de tanta calidad que conocen y aman intensamente el oficio. Suele ser habitual que los mejores actores son, además, los más generosos, tanto con sus compañeros como con la obra que representan. Los elencos tienen que desarrollar una complicidad propia, de grupo, que esté relacionada con la historia que se está contando y genere lo que podríamos denominar “una voz única” hacia el espectador. Es un grupo extraordinario. He tenido mucha suerte al poder reunirlos.
-Se cumplen 100 años de la primera edición de “Luces de Bohemia”, ¿Tenías claro cuando te nombraron Director del Español que ésta sería la obra con la que te estrenarías como Director de escena aquí?, ¿Por qué?
Me senté en una butaca y pensé: “¿qué querría ver yo en este escenario si fuese un espectador?”. Tenía claro que quería hacer teatro de repertorio. Creo que la literatura dramática, los grandes títulos son una demanda y, dentro de esa categoría, quería empezar por lo más necesario. “Luces de Bohemia” está considerada como la gran obra del teatro del Siglo XX español y no conozco a ninguna persona de teatro que no tenga el anhelo de representarla. Es una obra que, como “La vida es sueño” y algunas otras deberíamos representar cada cierto tiempo. Y, concretamente, escuchar a Valle-Inclán, la historia y las palabras de Max y Latino de nuevo en escena, aportan belleza y dan que pensar. Nos lleva a replantearnos cosas, a entender de dónde venimos.
-Para todos nuestros lectores que ya conocen y han visto otras versiones de “Luces de Bohemia”, ¿Por qué deberían ir a ver ésta en concreto?, ¿Qué tiene de diferente?
Hemos visto algunas magníficas, sí, pero las puestas en escena son el resultado de su tiempo y de los equipos que las realizan y, sobre todo, de los actores que las interpretan. Volver a escuchar ese texto y, desde luego, disfrutar del trabajo interpretativo que hacen Ginés y Antonio, junto al resto del elenco, hace que merezca la pena repetir.
-¿Y al público joven?
“Luces de Bohemia” parte de nuestra historia, de nuestra esencia como país, y contiene peripecia, emoción, humor, sátira, música y personajes que hablan con un lenguaje sorprendente defendido magníficamente por 25 actores de lujo en un teatro como el Español. ¿Te la vas a perder?.
-Completa esta frase: “El Teatro le aporta a mi vida…”
…algo esencial que sigo tratando de comprender. Fotografías de Javier Naval. Hasta el 15 de Diciembre. Teatro Español.