Eduardo Vasco ha escrito y dirigido esta versión de esta “desconocida” obra de Luis Martín-Santos. Un apasionante drama familiar que se desarrolla en la España de los 50. La llevan a escena Ernesto Arias, Lara Grube, Agus Ruiz, Eva Trancón, Luis Espacio e Iván López-Ortega.
-Esta función será el estreno de esta obra de Martín-Santos, un reconocido escritor pero desconocido como autor teatral para la mayoría… ¿Cuándo decides llevar a escena este texto? ¿Por qué es importante que lo conozca el público actual?
Fue a partir de que la familia comenzó a preparar la obra completa para publicarla durante el centenario del nacimiento del autor, cuando nos enteramos de que había teatro, y de que lo estaba editando Fernando Domenech. Obviamente se lo pedimos de inmediato y nos lanzamos a leerlo llenos de curiosidad. Enseguida nos dimos cuenta de que era una obra magnífica, con una extraordinaria calidad, y con todos los componentes del gran teatro de aquella época. Era algo tan distinto a la dramaturgia que conocemos de la España de aquella época, suponía un camino particular, pero tan vinculado con el lenguaje poético dramático de lo que se estaba fraguando en el resto del mundo… Creo que al público, dejando aparte cuestiones patrimoniales, le va a fascinar el texto tanto como a nosotros porque es un teatro de gran emoción, de gran profundidad de pensamiento, con unos personajes complejos y una acción muy bien planificada.
-¿Cuál es la historia de esta función?
En un chalet de las afueras de una gran ciudad en los años 50 una familia acomodada recibe la visita de un personaje (Martín-Santos lo llama “el intruso”) que plantea una inversión financiera tras la que parece ocultarse una estafa. Todos los habitantes de la casa se dejan arrastrar por los argumentos y los encantos de este hombre, permitiendo que conflictos y frustraciones que llevaban años enterradas afloren prácticamente sin control. Todo esto narrado por un escritor de un talento descomunal que manejaba una extensa cultura dramática; como un cóctel emocional de aquellos de los buenos, de los de los años 50.
-¿Quiénes son Pedro, Gloria, “El intruso”, Alberto y María, los protagonistas de esta función?
Son un grupo con profundas frustraciones, grandes anhelos y muchas dificultades para encontrar la felicidad. Una familia a punto de saltar por los aires. Pedro (Ernesto Arias) es un empresario frustrado por una enfermedad que le mantiene en una silla de ruedas, y está casado con Gloria (Lara Grube), una mujer joven de pasado humilde con la que mantiene una tensa relación llena de conflictos no resueltos. Su hijo Alberto (Luis Espacio) es un tarambana, una “mala cabeza” que no ha encontrado su lugar en el mundo y que trata de que su padre le solucione la vida. María (Eva Trancón) es la empleada del hogar. Un personaje que está a medio camino entre el confidente y el siervo. Y el Intruso (Agus Ruiz) es un estafador que ve el cielo abierto en esta familia con tanta inestabilidad emocional y una estimable fortuna almacenada.
-Comentas en la presentación de esta obra que “Luis Martín-Santos aprovecha la historia para exponer sus propios planteamientos filosóficos, utilizar su conocimiento profesional sobre la compleja personalidad humana, mostrar sus particulares reflexiones sobre el amor o plantear dudas acerca de la solidez de las relaciones familiares…”
Martín-Santos tenía muchas cosas que decir, pero es importante darse cuenta de que todo parte de su capacidad de observación, de su admiración por lo literario. Su originalidad como fabulador estaba siempre al servicio de un intento de transformar, de aportar luz sobre lo que yo considero que es el gran tema de su obra: la desorientación existencial. Aquí está ya planteado y desarrollado partiendo de esta familia infeliz y desestructurada.
-¿De qué otros temas habla?
Las reflexiones con las que los personajes expresan sus sentimientos y sus propósitos no solo tratan sobre el amor o las relaciones afectivas, también sobre el individualismo, el materialismo, el sentido de la vida…
-¿Qué papel juega en la trama Iván López-Ortega, el pianista?
Iván es actor y tenemos la suerte de que toca el piano. No es un solo un músico, sino que funciona como un personaje metateatral que nos ayuda a entrar y salir del mundo de la familia.
-“Viaje hasta el límite” plantea un camino completamente distinto al de la dramaturgia que se podía ver en los escenarios de la España de aquellos años… ¿En qué sentido?
Conocemos en profundidad el teatro que se escribía en España en la época, no solo porque se representó en su tiempo y en épocas posteriores, sino porque se reflexionó mucho acerca de todo aquello. Además, tuvimos la suerte de que aquellos dramaturgos estrenasen y evolucionasen como escritores, como gentes de teatro.
Por eso encontrar una dramaturgia distinta, desprejuiciada, que estaba vinculada directamente a autores como O’Neill, Sartre o Camus, que bebía del propio Shakespeare (la obra se puede leer como un trasunto del Rey Lear) y tenía rasgos de textos que se estaban escribiendo o representando en aquellos años, ya más vinculados al teatro del absurdo… es algo muy sorprendente. La pregunta que nos hacemos es: ¿y si hubiera continuado escribiendo para la escena?.
-Dos de las escenas de la obra que te encantan son…
Tanto las escenas de Gloria con Pedro como las de estos con el Intruso son de una altísima carga dramática, son alto voltaje teatral. Si te gusta el teatro, ¡prepárate para disfrutar con esos tres personajes y esos tres actores increíbles.! Yo tengo la suerte de hacerlo cada día.
-¿Qué destacarías del vestuario que ha diseñado Lorenzo Caprile, con el que llevas muchos años trabajando?
El vestuario siempre es algo esencial, ya que contribuye a la caracterización de los personajes. En este caso el mundo de Gloria está relacionado con la moda de la época, que define comportamientos y estilos con una enorme contundencia. Lorenzo es un experto en todo ese mundo y aúna su conocimiento, experiencia y gusto con una manera muy genuina de interpretar el momento de cada personaje. Trabaja al servicio de la historia, siempre con un sentido de la ficción apasionado. Esto, para mí, es fundamental.
-¿Cuál es vuestra propuesta para el espacio escénico?
La propuesta de Carolina González es un artefacto escénico que nos permite jugar la función como un viaje casi de lenguajes, de estéticas. Evoluciona como la propia obra, ayudado por la Iluminación de Miguel Ángel Camacho. Pero sin olvidar que es una función de actores, de palabra y de interpretación. Fuera de eso hay pocas cosas esenciales. Fotografías de Javier Naval. Hasta el 8 de Junio. Teatro Español.