El Ballet Nacional de España comienza su primera gira internacional de la temporada en la ciudad japonesa de Toyama. Es la primera gira de Rubén Olmo al país como director de la compañía.

Los espectáculos que se presentan son Generaciones e Invocación, programas mixtos en los que se pueden apreciar los diferentes estilos de la Danza española a través de las coreografías de varias generaciones de creadores. Una selección que responde a la determinación del director del Ballet Nacional de España de recuperar los clásicos del patrimonio coreográfico español sin perder de vista las nuevas corrientes.

Generaciones se podrá ver en las cuatro localizaciones de la gira: Toyama, Tokio, Nagoya y la prefectura de Hyogo. El espectáculo incluye Ritmos, Pastorela, Jacaranda (estas dos se representarán de forma alternada según la función) Zapateado de Sarasate, Bolero de José Granero y Grito.

Ritmos, de Alberto Lorca, es uno de los títulos de clásico español preferidos por los bailarines. Dedicada a Encarnación López “La Argentinita”, esta coreografía sin argumento combina a la perfección baile, música, iluminación y vestuario. Pastorela, de Antonio Ruz y música de Manuel Blasco Nebra, es un solo en el que la bailarina Inmaculada Salomón navega, sin prejuicios, entre la Escuela bolera, la Danza estilizada y la contemporánea. Jacaranda, de Rubén Olmo, es otro solo, creado especialmente para Débora Martínez, e inspirado en la simbiosis entre la esencia de la naturaleza y la de la mujer, con música de Alberto Ginastera. El Zapateado de Sarasate es una de las joyas del repertorio de Antonio el Bailarín desde su estreno en 1946. La influencia del claqué que se aprecia en su técnica lo convierte en una virtuosa muestra de flamenco estilizado. La cuarta pieza del programa, Bolero, fue coreografiada por José Granero con la famosa composición de Ravel y conjuga el más puro estilo clásico español con la esencia del baile flamenco. En cuanto a Grito, es la obra cumbre de Antonio Canales, una suite flamenca en la que el coreógrafo realiza un repaso a diferentes palos del flamenco: seguiriyas, soleá, alegrías, tientos y tangos.

Invocación,que sólo se estrenará en Tokio, “es un programa muy completo en el que se puede disfrutar de un flamenco lleno de vida y de fuerza en el escenario, un ballet de la más pura danza estilizada y una de las escasas coreografías recientes de escuela bolera”, en palabras del director del BNE.

El espectáculo se inicia con Invocación bolera, una actualización del estilo que presenta Rubén Olmo, con creación musical de Manuel Busto y montaje de castañuelas de Maribel Gallardo. Le sigue Jauleña, un solo de Rubén Olmo inspirado en Granada en el que cobran protagonismo la granaína y el zapateado. La música es también en esta ocasión de Manuel Busto. Para terminar la primera parte del programa, la compañía se viste con los tonos de la tierra y el mar diseñados por Yaiza Pinillos para ejecutar la danza estilizada Eterna Iberia, coreografiada por Antonio Najarro con música de Manuel Moreno-Buendía.

Tras el descanso, el cuadro flamenco de cantaores y músicos del Ballet Nacional se une en el escenario a los bailarines para rendir homenaje a uno de los bailaores y coreógrafos que renovaron el baile flamenco en Andalucía, Mario Maya (1937-2008). De lo flamenco. Homenaje a Mario Maya, es una suite flamenca que refleja el innovador estilo propio de Maya, compuesta por siete movimientos. El montaje del BNE añade al original dos coreografías nuevas firmadas por dos colaboradoras habituales de Mario Maya: Rafaela Carrasco e Isabel Bayón, que han creado Romance del emplazado y Taranto, respectivamente.