“Jean-Luc Lagarce construye una de las obras más emocionantes y enigmáticas de los últimos cincuenta años. Una obra cumbre de la literatura contemporánea europea que retrata como pocas la zozobra de vivir… Aún siendo una función triste, es un canto a la vida, es un reconocimeinto de que, desgraciadamente, hay a veces dolor en la vida pero que necesariamente esas partes de dolor no tienen que ser trágicas y podemos sobrellevarlas”, comenta ISRAEL ELEJALDE, director de esta coproducción del Teatro Español y Teatro Kamikaze. Una obra que se desarrolla en el seno de una familia muy reconocible a cuyos miembros les dan vida Eneko Sagardoy, María Pujalte, Irene Arcos, Raúl Prieto, Yune Nogueiras y Gilbert Jackson.

MARÍA PUJALTE

-¿Cómo es La Madre, tu personaje?

La madre intenta “normalizar”, generar una ilusión de armonía familiar y, a la vez, mantiene una cierta distancia con sus hijos, sin entrar apenas en los conflictos.

-¿Qué tipo de relación mantiene con Louis?

Respeta la decisión de distancia que su hijo tomó pero lo echa mucho de menos e intenta que Louis se involucre mínimamente en la familia.

-En esta función todo se centra en el ámbito de la familia. Pero, ¿Cuáles son los temas principales sobre los que nos habla?

Creo que la función habla principalmente de las tremendas dificultades de comunicación que se dan a veces en el ámbito familiar, y de esa ambigua sensación de conocerse mucho y, a la vez, no conocerse nada.

-Louis ha huido de su familia durante años. Los ha abandonado. Escapa de allí para construir una vida nueva a espaldas de la familia en la que creció. Y cuando recibe la noticia de su inminente muerte decide volver como el hijo pródigo para, como dice él, “comunicar su muerte”… ¿Qué más podemos contarle a los lectores sobre la historia de esta función?

Todos asistimos al encuentro de esta familia después de 12 años de ausencia, sabiendo que Louis tan sólo tiene 34 años.  Somos testigos de lo que allí pasa.

-Comenta Israel Elejalde que “Louis no conseguirá comunicar la noticia de su muerte, pero les dará la oportunidad a ellos (su madre, sus hermanos y su cuñada) de mostrarle lo que ha significado su ausencia y el dolor que les ha provocado. Finalmente, lejos de ser un viaje de recogimiento y afecto parece más bien un ejercicio de inmolación…”¿estás de acuerdo?

Siento que la función, narrada por el propio Louis, es, de alguna manera, un ejercicio de reparación, un intento de permitir que su familia se ponga en paz por todo lo callado, lo no expresado y todo lo sentido.

-Dos frases de tu personaje que te encantan son:

“No fuimos nosotros los que te enseñamos esa forma tan hábil y odiosa de mantener la calma en cualquier circunstancia” y “¿Acaso podemos saber cómo todo desaparece?.

-También comenta Israel Elejalde que “Por momentos la obra se mira a sí misma, se hace autoconsciente de que hay público y de que se está representando. Los personajes hablan con alguien más que no está en el escenario. Los tiempos presente y pasado a veces se confunden. Son solo momentos, pero que atraviesan la pieza de manera muy especial.”

La verdad es que no tengo más que añadir. Es así, tal cual. Es un viaje extraño y apasionante.

-¿Por qué no debería el público perderse esta función?

Animo al público a que venga a hacer con nosotros este viaje emocionante y desgarrador. Nosotros, como actores, también somos, en esta ocasión, de alguna forma, espectadores de nuestros personajes.

-¿Qué destacarías de los elementos escenográficos?

Todo lo mostrado en escena tiene una clara intención de insistir en lo esencial, sin más adornos. Me resulta particularmente emocionante ver cómo la muerte atraviesa el espacio de la casa familiar.

ENEKO SAGARDOY

-¿Cómo es Louis, tu personaje?

Es un joven que lleva huyendo, protegiéndose y aislándose muchos años. De su familia, de su pueblo, incluso de sí mismo en cierta manera. La obra arranca con él volviendo a su casa después de muchos años. Vuelve para contar que va a morir. Por lo tanto es un chico que está en un lugar casi flotante, radiografiando su pasado, sus errores, sus engaños. Es irónico y reservado, tanto que parece imposible que albergue tanto dolor y tanta rabia.

-Louis ha huido de su familia durante años. Los ha abandonado. Escapa de allí para construir una vida nueva a espaldas de la familia en la que creció. Y cuando recibe la noticia de su inminente muerte decide volver como el hijo pródigo para, como dice él, “comunicar su muerte”…

Ese es el punto de partida, sí. Más allá de esa misión que tiene Louis, el público verá cómo se van tejiendo o destejiendo las relaciones entre madre e hijos. Verán cómo el tiempo y la ausencia transforman o deforman las palabras del presente, hasta el punto en que casi es difícil hablar, o, al menos, acertar. La rabia, los reproches, los buenos momentos que parecen pertenecer a otra vida… Me parece que también tiene un humor soterrado muy gracioso que se genera en los momentos más terribles.

-¿Cómo son los personajes de Catherine y Suzanne?

Catherine (Irene Arcos) es la cuñada de Louis. Casada con Antoine (Raúl Prieto). Es una extraña dentro de la reunión familiar. Charlatana, aunque no se sepa muy bien si por naturaleza o por evitar la incomodidad y la violencia que subyace en la familia. Aparentemente reservada aunque con el cuchillo bien afilado. Louis se identifica con Catherine, porque también parece no pertenecer a esa casa. Puede que sea de otra clase, más cercana a la de Louis. Él ve en ella a alguien capaz de entender lo que está pasando y lo que están sufriendo.

Suzanne  (Yune Nogueiras) es la hermana pequeña de Louis. Es graciosa y directa. Cuando Louis se fue de casa ella era muy pequeña. Es rebelde y temperamental pero con una habilidad extraordinaria de leer a su hermano, con ternura y con mucho acierto, aunque a veces sea doloroso. Ve en Louis al admirado hermano viajado, pero también al traidor que se desentendió de todo y desapareció. Diría que con Suzanne Louis se siente más relajado. Al haber menos pasado en común, también hay menos reproches, aunque Suzanne no se corte un pelo en juzgar a Louis. Ve en ella a alguien que él pudo ser, de alguna manera.

 

-¿Y con el personaje de Antoine?

Creo que hay muchísimo amor entre ellos. Pero el miedo gana. Miedo a los reproches, a no saber explicarse bien, a no acertar con las palabras, con los gestos… La sensación de abandono es mutua y muy profunda. Creo que Louis siente una pena terrible por su hermano, por verlo tan atascado, interpretando tan bien el papel que le ha sido asignado. Y aunque apenas tengan relación, creo que Louis sigue viendo en Antoine a ese hermano un poco mayor, con el que jugaba y se peleaba. Con el que no fue posible tener un futuro en común.

-Dos frases de tu personaje que te encantan…

«¿Por qué la muerte debería hacerme bueno?» y «De esos crímenes que desconozco, me arrepiento.»

-Comenta Israel Elejalde que “Hay una reflexión sobre el lenguaje, sobre la incapacidad de poder alcanzar con el lenguaje el alma humana…”

Es entre ridículo y enternecedor ver a los personajes intentar atinar, intentar explicarse, encontrar las palabras justas que no duelan o para disparar… Casi ves de forma física cómo se va construyendo el lenguaje en cada uno de los personajes, en sus bocas, en sus miradas. Es un proceso muy sufrido pero muy bello de ver. Y por otro lado, cuando el personaje acierta con la palabra justa, es simplemente liberador porque es el resultado de muchos años de esculpir las vivencias, las traiciones o los sufrimientos.

-¿Qué otros temas principales abordáis en el escenario?

La familia, los cuidados, el derecho a huir, y, por supuesto, el miedo a la muerte, a la ruptura, al desencuentro y al abandono.

-¿Por qué no debería el público perderse esta función?

Es uno de los textos más demoledores que he leído en mi vida. No sé si es un buen reclamo, pero así me lo parece.

Para ISRAEL ELEJALDE, el Director: “La familia que representa Lagarce no me parece demasiado extraña. Todo lo que cuenta o te ha pasado o conoces a alguien a quién le ha pasado…Sus personajes se esfuerzan por ser precisos, por utilizar las palabras exactas, por hablar para intentar acallar el dolor de la incertidumbre y de la soledad… Es fundamental contar lo que le ocurre al protagonista por dentro, tener ese vehículo a su parte física, no sólo a la mental…Decía Tarkovski que el arte no nace para transmitir ideas sino para calmar el dolor profundo de saber que vamos a morir. Prepararnos para ese viaje. Y el propio Lagarce decía: “escribo para no estar solo”. Ambos viajes están presentes en esta pieza…” Fotografías de escena de Vanessa Rábade.