Gabriel Olivares dirige esta versión de la divertida obra de Patrick Haudecoeur y Gérald Sibleyras que consiguió el Premio Molière 2022 a la mejor comedia. La llevan a escena Ariana Bruguera,  Juanan Lumbreras, Esperanza Elipe, David Carrillo, Guillermo Sanjuán, Javi Martín, Eloy Arenas y Dani Luque

-Has dirigido muchas comedias durante tu carrera profesional. ¿Qué tipo de humor hay en ésta? ¿Por qué es distinta de otras?

Es una comedia modélica. Cuando la leí por primera vez sentí que Patrick Haudecoeur y Gérald Sibleyras, los dramaturgos, habían conseguido escribir todo un clásico. De alguna manera, “Berlín, Berlín” es como la cara b de otro clásico, “Ser, o no ser”. Es la respuesta del Berlín Oriental. Aquí en vez de nazis hay camaradas del partido comunista. Los extremos, como siempre, se tocan.

Con “Berlín, Berlín” he tratado de ser fiel al género del vodevil.  En el escenario hay un humor que viene del perfecto engranaje del mecanismo de relojería propio del género. Creo que va a ser la más física de todas mis comedias.

-¿Qué preguntas le plantea esta función al espectador?

Trata de hacer consciente al espectador de cuáles son los muros que nos hemos impuesto y que no nos dejan fluir por la vida con naturalidad y libertad.

-Una de las escenas más llamativas o que consideras clave de la obra sucede cuando…

Esta función está trufada de grandes escenas. Me encantan las escenas en las que los ocho actores están juntos compartiendo el escenario. En esos momentos “Berlín, Berlín” resuena al camarote de los Hermanos Marx. También hay alguna sorpresa musical.

-¿Qué destacarías del elenco de esta obra?

Estos 8 actores están tocados con la gracia de la comedia. Hay mucho talento en esta función. Mi trabajo es conducirlo y empastarlo. Para el reparto (que interpreta a 12 personajes) el proceso ha sido intenso pero muy feliz.

-¿Con qué aprendizaje te quedas de este texto?

Atrevernos a saltar los muros. Los propios y los ajenos. Quizás los más difíciles de saltar son los propios, porque ni siquiera los consideramos muros, y muchas veces ni sabemos que están ahí. Los conflictos de nuestra vida cotidiana, en muchos casos, están indicándonos un trozo de muro interno que tenemos que atrevernos a saltar.

-¿Cómo son los elementos escenográficos?

Toda la escenografía de Marta Guedán es un mecanismo diseñado para y por el vodevil. No sólo veremos puertas que se abren y cierran, típicas del vodevil, sino que la propia escenografía, movida por los actores, se abre y se cierra en sí misma. Y, por supuesto, la idea del muro de Berlín sobrevuela todo el tiempo en el diseño.

-Has declarado en alguna ocasión que: “El teatro no debe ser lo que el director quiere, sino lo que la obra quiere. Hay que acallar tu voz, tu personalidad y tus gustos. No es fácil, pero desde hace un tiempo yo lo intento…”, ¿sigues pensando así?

Sigo pensándolo. Creo que hay un momento en el que los espectáculos hablan y si los escuchas te dicen lo que funciona y lo que no funciona para la representación. Quizás por eso se llaman “funciones” de teatro.

-¿Cómo eres como espectador? ¿Qué tipo de espectáculos te movilizan para que vayas al teatro?

Soy muy buen espectador. Cuando voy al teatro me olvido de mi profesión y estoy abierto completamente. Aunque después venga el análisis, no soy de los que van con el cuchillo al teatro.

El diseño de Iluminación es de Carlos Alzueta y el de Vestuario de Mario Pinilla. La música y el sonido son de Tuti Fernández. Es una producción de Carlos Larrañaga. Teatro Alcázar.