Después de las exitosas obras “André y Dorine” y “Solitudes”, la compañía Kulunka Teatro vuelve a apostar por el lenguaje silente de las máscaras en un espectáculo que combina ternura y crudeza. Hablamos con su director.

-Comentáis en la presentación de esta obra que “Forever es la historia de cómo una familia se va alejando de lo que soñó que sería…”. ¿Qué sueños tenían los miembros de esta familia?, ¿Cuáles no han alcanzado?

Cuando una pareja crea una familia, siempre piensa que va a ser para siempre y que el amor va a prevalecer por encima de todas las tormentas. Al mismo tiempo, cuando se tiene un hijo, lo natural es que sea para siempre. “Forever” es un título que puede ser irónico y no serlo en absoluto.

-En escena los protagonistas nos hablan de la incomunicación, de paternidad/ maternidad, de la sexualidad, de la educación, de la discapacidad… ¿De qué otros temas?

El tema principal de la pieza y que apareció de una forma inconsciente, es la incomunicación. Éste es el tercer espectáculo de máscaras que hacemos, sin utilizar las palabras, y es curioso que la incomunicación entre los personajes haya sido un eje que atraviesa los tres trabajos. A menudo pensamos que nos estamos comunicando, pero no es así. Es difícil comunicarse de verdad.

-¿Dónde reside el poder de sugerencia de las máscaras en el escenario?

En que el público tiene que poner de su parte para completar el relato porque el lenguaje (en comparación con la palabra) es ciertamente limitado. El modo en el que el espectador tiene que implicarse en la función seguramente sea mayor que en una obra de texto. Esto lleva al público a participar de un modo más activo y, quizás por eso, el espectador se ve afectado de un modo más hondo.

-“Forever” ahonda en el dolor de sus protagonistas pero evita juzgarlos. Y también está llena de humor. ¿Qué tipo de humor hay en el escenario?

En el momento en que juzgamos a un personaje que hace algo reprobable, algo se rompe, un diálogo se zanja. En cambio, cuando lo comprendemos, entramos en conflicto y la pieza no termina, sigue hablando dentro de nosotros… Si se quiere huir de los dogmatismos, buscar la empatía puede ser una herramienta utilísima. Por otro lado, el humor aparece porque el lenguaje de las máscaras lo pide. Son cabezas grandes, casi cabezudos, con las facciones exageradas como caricaturas. Cuando esas máscaras nos miran, surge cierta ingenuidad e inspiran ternura. Pero en esta pieza queríamos explorar qué sucede cuando un personaje hace algo con lo que el público está en rotundo desacuerdo y nos mira. Tal vez por eso, en comparación con otros trabajos, el tipo de humor se ha oscurecido.

Kulunka Teatro: Forever - Teatro María Guerrero (Centro Dramático ...

-¿Por qué se pueden sentir identificados los espectadores con la historia de esta familia?

Esperamos que porque los personajes que la protagonizan se parecen a nosotros. En sus grandezas y en sus miserias.

-Uno de los reclamos de Kulunka Teatro como compañía es la potente dramaturgia de sus espectáculos sin palabras. Ésta la habéis creado Garbiñe Insausti, José Dault, Edu Cárcamo (los tres actores protagonistas) y tú. ¿Qué es lo más importante que queréis transmitirle al público?

Hay que hablar mucho para hacer un espectáculo sin palabras. Primero, acordamos qué escena queremos probar sobre el escenario. Después, la probamos, la pulimos y la grabamos en vídeo. Finalmente, la comentamos y, si estamos de acuerdo, la fijamos y, si no, seguimos buscando. Completar la pieza nos ha costado siete meses repartidos en dos años, a caballo entre Madrid y Euskadi.

-Esta función tiene un lenguaje muy cinematográfico…

Está narrado sobre una plataforma que, al girar, nos da la sensación de ir atravesando las paredes de las habitaciones de una casa. Toda la función es como un gran plano secuencia. Y el extraordinario espacio sonoro y la música compuestos por Luis Miguel Cobo, contribuyen a ello.

-¿Cómo describirías la simbólica escenografía de plataforma giratoria que han creado Ikerne Giménez y Javier Ruiz de Alegría? 

Ikerne y Javi nos han ayudado a crear un artefacto al servicio de la narración. El mecanismo del giratorio está desde el comienzo del proyecto. La dramaturgia ha sido construida absolutamente condicionada por él. Fue una apuesta arriesgada porque decidimos trabajar con una plataforma giratoria cuando aún no sabíamos cómo sería el espectáculo. Tuvimos esa intuición y, gracias a ella, hemos podido ser más ambiciosos en lo narrativo y esto ha jugado a favor de un relato más poliédrico, menos evidente, más ambiguo. Lo que realmente nos ha movido ha sido el deseo de contar, con un lenguaje muy sencillo, una historia que no lo fuera.

Es una coproducción de la compañía Kulunka con el Centro Dramático Nacional, el Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Victoria Eugenia de Donostia. Del 29 de Noviembre al 30 de Diciembre. Teatro María Guerrero.