“Escribo para tratar de comprender por qué hoy en día hombres y mujeres estamos muy perdidos” comenta el dramaturgo y director francés Pascal Rambert sobre esta obra que protagonizan Irene Escolar e Israel Elejalde. Una función que le plantea muchas preguntas al espectador sobre el fin del lenguaje común entre hombres y mujeres, sobre los distintos tipos de violencia en las relaciones, sobre la pérdida de la inocencia interior en los adultos… Una obra que han coproducido Kamikaze Producciones y el Teatro de la Abadía. Teatro para movilizar, para vibrar, para reflexionar, pero sin ser moralista o aleccionador.
–Tu personaje, Irene, es una actriz joven, madre de una hija, que quiere terminar la relación que mantiene con su pareja, también actor…
Irene es una madre joven que está viviendo una transformación muy fuerte. Se da cuenta de que hay muchas cosas que estaban establecidas en su relación con su pareja, asumidas, y que ya no acepta. Israel viaja en coche desde Madrid hasta Helsinki donde Irene está rodando una película comercial china. Se presenta en esa habitación de Hotel a las 4 de la mañana. Se cuela en su intimidad, sin ningún respeto hacia ella, sin su consentimiento, para hablar sobre su ruptura y sobre la custodia de su hija Nina, de nueve años. Y la función se desarrolla durante esa noche.
–¿Consideras que la obra tiene como fondo el conflicto entre lo femenino y lo masculino?
Esta función habla del nuevo feminismo representado en mi personaje y de las viejas masculinidades que representa el personaje de Israel. Y está muy presente la diferencia de edad de los dos protagonistas. También habla de la violencia vicaria, de cómo los padres se “apropian” de sus hijos y de haber perdido nuestro niño interior, nuestra ingenuidad y nuestra inocencia. Es importante no excusarse en que la culpa la tiene otro para no trabajar el interior de uno mismo y no evolucionar. Pero no es una función moralista ni aleccionadora. No ha sido la intención de Pascal Rambert al escribirla y dirigirla.
-¿Crees que también es una historia sobre el fracaso del amor y sobre que la no aceptación de ese fracaso puede implicar violencia?
Es el fin de una relación, de un vínculo muy potente para ambos. Es el fracaso de ese amor. Habla de la soledad que implica una ruptura, de cambiar por dentro y de la incertidumbre de lo que vas a hacer a partir de ahora sin esa persona. Y habla de que estamos viviendo una época de cambio profundo en la concepción de “pareja”. La no aceptación de esa situación provoca violencia que ejercemos sobre el otro y sobre nuestros hijos. Esta pareja va perdiendo su educación y su civismo y se meten en una lucha salvaje.
Es una función profundamente incómoda, es sobrecogedora, hay frases que se dicen en el escenario que no queremos escuchar como espectadores pero que le genera al público muchas preguntas cuando sale del Teatro. Tendrá más preguntas que cuando entró. A mí me gusta este tipo de Teatro que te hace vibrar y te moviliza.
«Lo más importante de todos los personajes que escribe Rambert son las palabras, el lenguaje que utilizan. Las frases tienen acción…»
-Pese a que las discusiones entre ambos protagonistas son fuertes e incluso violentas en algunos momentos, ¿habrá algún momento de paz y de calma entre ellos durante la función?
Hay algunos silencios pero no hay paz. Emocionalmente es un desgaste porque yo personalmente huyo del conflicto. Es una función my dura pero te permite pasar por muchos lugares diferentes como actriz.
-Pascal Rambert es un autor y director que no habla de la psicología de sus personajes y al que le interesa mucho que se definan por su lenguaje y por las palabras que utilizan en el escenario…
Lo más importante de todos los personajes que escribe Rambert son las palabras, el lenguaje que utilizan. Las frases tienen acción. Por ejemplo, Irene en una escena comenta que “Yo, desde la toalla en la playa, veía que había algo raro”. Sobre esa frase yo tengo muy claro que ella en realidad piensa que: “¿Por qué he estado aguantando esto durante tantos años?. Creo que, en el fondo de esta función, subyace que estamos ante el final de una civilización marcada por el fin de un lenguaje que no es común entre hombres y mujeres.
-Al respecto, ¿Qué parte del desarrollo de tu personaje en la función destacarías?
Como te he comentado, a Irene la definen sus frases. En una escena dice “Mi combate ahora es hacer esta lucha más grande, para ampliarla, para que sea más grande que yo, para que otras se beneficien…”
-¿Por qué crees que Pascal Rambert ha declarado que “escribió esta obra pensando en que Israel y tú debías interpretarlo”?
Él escribe pensando en actores. Se deja invadir por la energía de los actores. Dos mentes y dos corazones. Nuestros cuerpos en el escenario.
-Pascal Rambert también es el diseñador de la escenografía, ¿qué destacarías de ella?
No hay cambios de escenografía. Es la más realista que ha diseñado nunca. Hay un poco más de decorado. El teatro contemporáneo funciona de otra manera.
-¿Qué tipo de espectadora de Teatro eres?
Cuando voy al Teatro, me interesa el que está vivo, que me trata como espectadora inteligente, que no busca la risa o el llanto fácil.
-¿Puedes elegir los personajes que interpretas en los Teatros?
Hace muchos años que puedo elegir mis personajes y me siento una privilegiada por haber podido trabajar con los directores que he trabajado. Me gustaría también poder trabajar con La Tristura, con Pablo Messiez y con directores de fuera de España porque te enfrentan al trabajo desde otras perspectivas. Me gusta aprender.
-Vivir sin ir al Teatro es…
…menos permeable. Desde el 7 de septiembre. Teatro Abadía.