Julia Rubio y Carmen Barrantes son dos de las protagonistas de esta adaptación teatral de la famosa novela de Carmen Laforet. Beatriz Jaén las ha dirigido. Una versión producida por el Centro Dramático Nacional y escrita por Joan Yago.

JULIA RUBIO

-¿Quién es Ena y cómo es su relación con Andrea?

Ena es una chica que estudia en la Universidad y que proviene de una familia de clase social alta. Tiene un carácter fuerte, es segura de sí misma, inteligente y carismática. Precisamente por la situación acomodada que la rodea, se siente irremediablemente atraída por el peligro, por la acción y los bajos instintos. Para ella, la pobreza, la soledad o la violencia son exotismos apasionantes que le permiten, tras conocer el mundo que Andrea le presenta, escaparse de su monotonía. La relación entre Andrea y Ena sucede como un flechazo amistoso. Entre ellas se genera un vínculo muy estrecho por encontrar la una en la otra un lugar de refugio y entendimiento. En palabras de Andrea: “Aún en los tiempos en que no pensaba ser su amiga, yo ya me había fijado en Ena. Me despertaba un… interés indefinible que ahora puedo concretar como un instinto de defensa: sólo ella, una mujer de mi generación y de mis mismos gustos podía respaldarme y ampararme contra el mundo fantasmal de las personas maduras.”. Esta inevitable complicidad que las une sin esfuerzo se ve sujeta a altibajos por su propia naturaleza pasional y adolescente, dando lugar a una relación intensa, en la que se viven de forma visceral buenos y malos momentos y en la que ambas acaban salvándose mutuamente de ese mundo fantasmal de las personas maduras.

-Un par de escenas favoritas de tu personaje son…

Hay dos escenas que, por contraste, creo que definen a la perfección al personaje. La primera es un momento en concreto en el que leen juntas un poema, en la que se muestra la parte mas cándida de su relación. Y la segunda es la última escena con Román, en la que aparece una Ena más poderosa, más agresiva y, quizá, un poco inconsciente del peligro. 

-¿Por qué es actual esta función?

Porque nos habla de la búsqueda de la identidad en un mundo extraño; de la amistad como oasis y salvación ante lo incomprensible de la violencia y la frustración; de la desigualdad social, del peso del pasado y de la necesidad de movimiento, de impulso y avance.

-Según Beatriz Jaén, la directora, “Nada” es una novela perturbadora y oscura, nada complaciente, pero, a la vez, es una novela que desborda pasión y coraje invitándonos a no perder nunca la esperanza…”, ¿estás de acuerdo con ella?

“Nada” me emociona precisamente por esta convivencia que explica Beatriz entre dos mundos tan opuestos: la violencia, la oscuridad y la soledad contrastan con el grito generacional que corre a cargo de los personajes mas jóvenes. La novela nos imbuye muy profundamente en lo sórdido de la posguerra y de una vida familiar cargada de tensiones y opresión para irnos aliviando poco a poco con pinceladas de esta esperanza que espera latente. Comprendemos el viaje de Andrea porque el lector viaja con ella de un extremo a otro gradualmente, y experimenta la misma apertura hacia el mundo hasta la constatación de que una vida mejor es posible.

-¿Por qué no debería perderse el público esta adaptación teatral de la novela?

Considero que la adaptación es muy respetuosa con la identidad de la novela y que al poner en escena una narración tan sugerente y plagada de imágenes como esta nos permite ensanchar su significado. Convertir todo ese imaginario, al que hasta hoy solo se podía acceder a través de la lectura, en carne, dotarlo de acción y darle vida, sin perder su lenguaje ni su esencia, me parece un regalo y un homenaje. Vaya, que si nunca has leído la novela la disfrutarás como la historia apasionante que es, y, si lo has hecho, además de esto, creo que… te hará ilusión (a mí, al menos, me pasa).

-¿Cómo son los elementos escenográficos?

En la escenografía conviven también estos dos mundos de los que hablaba antes, lo estanco, la pobreza, lo oscuro, la acumulación del pasado, y aquello que avanza, la modernidad y el futuro esperanzador que arrasa con lo conocido.

 

CARMEN BARRANTES

-¿Quién y cómo es la Tía Angustias?

Si el nombre es un elemento  de identidad personal, imagínate llamarte Angustias. Soltera, católica, recta, y con doble moral, intenta moldear a Andrea en esa rectitud. Una mujer con un deseo truncado en la adolescencia y que está rabiosa con el mundo. Intenta cuidar y querer a Andrea pero no sabe. Se convierte en una madrastra de cuento.

-Según Beatriz Jaén, la directora, “Nada” es una novela perturbadora y oscura, nada complaciente, pero, a la vez, es una novela que desborda pasión y coraje invitándonos a no perder nunca la esperanza…”

Es cierto. Se habla de la juventud, de un deseo que mueve al mundo y que, aunque todo vaya a la contra, se salta con pértiga y se sale. También nos habla de la familia como estructura fallida, sin importar la clase social, del deseo y de la diferencia de una posguerra con una  burguesía vencedora y otra vencida condenada al pan duro. De la Universidad, la juventud y las ganas de comerse la vida a mordiscos pese a todo.

-Un par de escenas favoritas de tu personaje son…

Las peleas familiares. Como se puede convertir los hogares en una olla a presión de puertas para adentro. Hay peleas, discusiones, violencia física y verbal, todo agravado por el hambre y por una pérdida de estatus social que no se quiere asumir y se niega constantemente.

-También comenta Beatriz Jaén que “Laforet se aleja de los convencionalismos de la literatura sentimental sorprendiendo a todo el panorama literario español con una historia de amistad entre dos chicas. No pone el foco en una historia de amor al uso como en esa época se esperaba de una autora joven…”, ¿Qué añadirías?

Que hay deseo a dos bandas, a tres, a cuatro. Entre ellas, entre ellos. Hay un deseo, un despertar por encima de los géneros y los convencionalismos.

-¿Por qué no debería perderse el público esta adaptación teatral?

Porque es un gran reto adaptar una novela al teatro y “Nada” tiene toda esa complejidad. Es una producción del Centro Dramático Nacional.

 

Completan el reparto Júlia Roch, Peter Vives, Amparo Pamplona, Jordan Blasco, Pau Escobar, Laura Ferrer, Manuel Minaya y Andrea Soto. Fotografías de Bárbara Sánchez Palomero.