En 1676 para la puesta en escena de su auto sacramental La vida es sueño, Calderón dejó escrito «Aparecerá el Hombre dormido». Y así lo soñamos hoy: el «hombre» en el centro de la experiencia enfrentado a los elementos esenciales que nos componen, en conflicto con nuestro entendimiento y nuestro libre albedrío, en compañía de nuestro sueño, la sombra que nos acompaña y todo lo que nos decimos en la oscuridad.
En la oscuridad de ese encierro, uno es capaz de ver por momentos una pequeña claraboya por la que entra algo de luz. Una luz, entendida como la capacidad de la mente de resolver su propia situación.
Las alegorías de Calderón aparecen entonces como posibilidades poéticas de sacar fuera de sí mecanismos para luchar frente a frente: una reivindicación de la poesía como revolución del mundo interno (y externo) de la Humanidad.
Palabras del director y versionador: «Sueño con un programa de mano que no te prepare para la experiencia o que te prepare mal, que te avise de lo contrario, que no sea un refugio sino un desafío, que te diga: no te puedo ayudar, suerteSuelo pensar que un programa de mano es como el último asidero que tenemos antes del misterio, como si alguien nos pudiera adelantar cómo va a ser el salto, por si acaso nos perdemos o nos ocurre algo inesperado. Sueño con un programa de mano que no te prepare para la experiencia o que te prepare mal, que te avise de lo contrario, que no sea un refugio sino un desafío, que te diga: no te puedo ayudar, suerte. De hecho, es probable que no estés leyendo esto antes de entrar en la sala, o que lo leas al salir, y entonces no haya mucho que hacer. También siento que es una oportunidad para decir algo que no aparezca en otros lugares, algo que solo pueda acontecer aquí, como si esto fuera un escenario más. Te diría entonces que no tienes que entender nada de la pieza, que aquí estamos para que nos pasen otras cosas. Y en todo caso, te pido que confíes en el propio Calderón cuando hablando de los autos sacramentales decía «que no alcanzan mis razones a explicar ni a comprender». Puestos a citar, me gustaría que leyeras este pequeño extracto de Contar es escuchar, de Úrsula K. Le Guin, que dice: “El «ser humano» en el centro de la experiencia, enfrentado a los elementos esenciales que le componen, en conflicto con su Entendimiento y su libre Albedrío, un estudio sobre el sueño, la Sombra que nos acompaña y todo lo que nos decimos en la oscuridad.”
Dramaturgia de Gon Ramos, Luis Sorolla, Carlos Tuñón y el equipo del Ensamble con Ales Alcalde, Paula Amor, Mayte Barrera, Irene Doher, Pablo Gómez-Pando, Amanda H C, Antiel Jiménez, Daniel Jumillas, Caterina Muñoz, Rosel Murillo Lechuga, Alejandro Pau, Gon Ramos, Patricia Ruz, el Primo de Saint Tropez, Nacho Sánchez, Irene Serrano, Luz Soria y Luis Sorolla junto con el resto del equipo artístico. Del 25 de mayo al 4 de junio. Teatro de la Comedia (Sala Tirso de Molina).