Este emocionante, tierno y divertido musical ha vuelto pisando fuerte a La Latina con un renovado elenco. Es una producción de AMR Produce, ha sido adaptado por Pedro Víllora y dirigido por Juan Luis Iborra. Hablamos con los actores Manu Rodríguez y Rafa Castejón, dos de sus protagonistas.
-Preséntanos a tu personaje. ¿Cómo es y cómo evoluciona en la Historia?
MANU RODRÍGUEZ: Clément Mathieu es un personaje que evoluciona. Lo comparo con un Quijote de 10 años, un soñador, un Peter Pan que no encontró el camino de la madurez, seguramente porque no comulgaba con él. El internado “El Fondo del Estanque” es su destino y el que da sentido seguramente a toda su vida, porque allí encontrará el sentido a todo su camino. Podríamos decir que es un personaje entrañable, con el que el público empatiza y con el que hace el viaje de la función. Un profesor de unos 50 años que nunca llegó a cuajar en ningún sitio donde trabajó, dada su visión idealista del mundo y su ingenuidad, pero que en este internado encuentra un lugar donde luchar por lo que él siente y cree.
RAFA CASTEJÓN: Rachin es el Director del Internado. Parafraseando a Sabina es “un hombre que camina por el boulevard de los sueños rotos”. Una persona amargada y frustrada porque no ha conseguido ser lo que soñaba cuando era joven: el maestro de los hijos de la élite de su país. Ha terminado enseñando en un colegio de mala muerte, en el culo del mundo y sin tener ningún reconocimiento por sus métodos educativos, que el piensa que son geniales y que tienen que ver con el lema “la letra con sangre entra”. Esta frustración la paga con sus alumnos a los que castiga física y mentalmente todos los días. Y va a peor. El que llegue un profesor nuevo que trae otros métodos de enseñanza muy distintos al suyo y que esos métodos funcionen con los chicos le pone como loco. Es una pesadilla para él.
-Según Pedro Víllora, su adaptador, “Los chicos del coro” nos habla de la inocencia, del juego, del amor, del esfuerzo, de la solidaridad, del trabajo y del entusiasmo”
RAFA: Sí. También habla de la pérdida de la inocencia, de la amistad, de la importancia del arte en nuestras vidas y de su poder curativo, de poder ver al otro con sus virtudes y sus defectos y aceptarlo como es.
MANU: Habla del amor, de la generosidad como camino hacia la educación y la formación como personas. Habla sobre la emoción y, a través de ella, embarca al público en un viaje del que es imposible bajarse hasta el final. Es una función con la que el público se ríe, y mucho, se emociona, llora, pero también y, sobre todo, se lo pasa bien. Eso no es fácil de encontrar. Y creo que es la base indiscutible del éxito que está teniendo.
-Si tuvieras que elegir dos frases de este musical, ¿cuáles serían?
RAFA: Es difícil escoger dos frases de esta estupenda versión que ha hecho Pedro Víllora. Hay una terrible que dice Rachin: “Con estos golfos sin valor, la compasión es un error.” Pero meterme ahí y decir esa frase es super divertido. La función tiene mucho sentido del humor.
MANU: “La música es algo bello, único, pero, como todo lo importante en esta vida, hay que tomárselo en serio. Si aprendéis música, tendréis un pasaporte para viajar por todo el mundo el resto de vuestra vida.
-¿Con qué cuatro adjetivos calificarías este musical?
MANUEL: “Directo”, porque no tiene dobleces, dice lo que dice y va directo al corazón. “Honesto” porque no juega con trucos para conseguir la emoción, va con la verdad, hasta el final. “Fiel” porque conserva intacto el espíritu que el Director de la película, Chistophe Barratier, impregnó (con una dirección magistral) a una historia maravillosa contada ya en la película de los años cuarenta “ La jaula de los ruiseñores”. Y “Divertido”. Llevamos cerca de 400 funciones y en ni una sola se han dejado de escuchar las carcajadas del público en la sala.
-Un par de escenas favoritas de tu personaje son…
RAFA CASTEJÓN: El número musical de Rachin, “Acción Reacción”, que es un tango muy divertido. Y la escena final cuando estalla y se puede comprender un poco más a este personaje y de donde viene su amargura.
MANU RODRÍGUEZ: Por supuesto el último tramo del musical donde el profesor Mathieu desemboca en un final no deseado que, sin embargo, le dará la libertad y felicidad que siempre buscó aunque no lo sabía. Y el “Casting” que Mathieu hace a los niños para saber qué tesitura tienen es muy muy divertido y ver disfrutar al público con esto es un regalo.
-¿Qué te está aportando el trabajar junto a los talentosos niños y niñas de la coral?, ¿Qué destacarías de ellos/as?
MANU: Trabajar con niños es algo que todo actor debería hacer al menos una vez en su vida. Te dan vitalidad, frescura, espontaneidad, alegría. Son maravillosos y cada día con ellos para mí es un regalo. Tienes que estar muy atento porque ellos hacen que ninguna función sea igual que otra. Sus tiempos y sus tonos son vitales, sinceros, viven al cien por cien la obra y juegan constantemente, en el mejor sentido de la palabra. Con ellos la autopista que supone para un actor llevar cientos de funciones se convierte en un mar, donde cada ola tiene su trazado y su fuerza, y te hacen estar alerta cada segundo que pasas con ellos en el escenario.
RAFA: Aparte de sus maravillosas voces y sus dotes como actores y actrices, destacaría sus ganas, su energía, su buen rollo. Y la manera en la que han improvisado conmigo durante el proceso de ensayos. No era fácil para mi hacer un personaje de este tipo, con ese carácter, rodeado de niños y niñas que no sabía si iban a entender mi manera de trabajar. Y, sin embargo, entraron a jugar conmigo de una manera fantástica. Me lo pusieron muy fácil. Son estupendos.
-¿Y un gran momento de diversión tiene lugar cuando…?
RAFA: Cuando (de manera metafórica) le corto la cabeza siempre que puedo a Clément Mathieu.
MANU: Pues todas las escenas que comparto con mi querida amiga Eva Diago que encarna a la profesora de Matemáticas del internado y que interpreta con su genialidad habitual.
-¿Qué destacarías de la escenografía, de la Iluminación y del resto de los elementos escenográficos?
MANU: Creo que cuando una obra funciona es porque el cien por cien de los elementos funcionan en la misma dirección. La Iluminación de Juanjo Llorens es magistral. Cuenta la historia igual o más que el texto, juega con los colores de la posguerra y acompaña las escenas. Y está ensamblada perfectamente en una escenografía de David Pizarro que es una obra de arte. Por su parte, Javier G. Isequilla hace que el público escuche la obra con una nitidez que se agradece. El sonido es limpio y sencillo. Juan Luis Iborra, nuestro director, coge todo lo anterior y hace que la historia cobre vida, emocione y llegue al corazón.
RAFA: Cuando entré por primera vez al teatro y vi la puesta en escena exclamé: “Guaaauu…Esto es como un cuento”. Es una maravilla. Se nota que nuestro productor Rafa Coto es un enamorado de esta película y de este musical y ha puesto a disposición del musical a todos los profesionales y medios a su alcance para ofrecer un espectáculo redondo.
El elenco también está formado por Chus Herranz que interpreta a Violette Morange; Eva Diago encarna a Langlois, la profesora de Matemáticas; Iván Clemente es Pascal Mondain y Xisco González el bondadoso tío Maxence. Junto a ellos, la Coral de “Los chicos del coro”, formada por más de 20 niños y niñas de 7 a 17 años de una alta calidad vocal. Teatro La Latina.