Natalia Huarte protagoniza esta adaptación de la obra de Luisa Carnés escrita y dirigida por Laila Ripoll.
-¿Cómo describirías a tu personaje?
Natalia es una chica joven que vive rodeada de pobreza y miseria. Con la situación que hay en su casa y habiendo tenido que trabajar desde que era una niña en una fábrica de sombreros, no consigue encontrar fuerza ni alegría para poder vivir. A pesar de todo, tiene una gran sensibilidad y una naturaleza luchadora y es muy consciente de las injusticias a su alrededor. Es una chica capaz de amar y de generar situaciones muy luminosas pero está absolutamente absorbida por las circunstancias que la rodean.
-A través de Natalia, la protagonista de la obra, Luisa Carnés nos habla de…
Luisa Carnés es una autora que pone en el centro la injusticia y no idealiza ninguna de las escenas. Es un texto donde queda muy claro que las circunstancias de pobreza y precariedad impiden el desarrollo y la capacidad de las personas para prosperar de una forma genuina y libre. La precariedad, el abuso, la clase social, el amor y el deseo como pulsiones desordenadas, la familia, la soledad y la salud mental son algunos de los temas de la función.
-Comenta Laila Ripoll que “Natacha, combinando la novela social con el folletín, se introduce en la cabeza de la protagonista y nos plantea el mundo desde su perspectiva femenina y obrera que aún hoy en día resulta totalmente novedosa y conmovedora…”
Es difícil añadir algo a esto que dice Laila. Es una función donde podemos ver el viaje de unos personajes intentando sobrevivir de la manera que mejor pueden y saben, rodeados de frío y de mucha torpeza. Creo que es muy novedosa a la hora de plantear la falta de comunicación, la incapacidad de unas personas para entenderse. Aparecen también la depresión, el amor tóxico y el abuso y resulta muy especial ver cómo se va tejiendo la trama a lo largo de la función.
-¿Algunos párrafos de esta obra con los que te sientas muy identificada…?
-¨En casa de los pobres se aprende antes a llorar que a reír, los hijos de los pobres aprenden antes a pedir el pan que los besos y los padres con la necesidad de buscarlos se olvidan del cariño, pobres criaturas.¨
-¨Yo debo procurar solo por mí y divertirme cuanto pueda y no pensar en nada y si la vida es triste y fea, mejor. No debo de pensar en nada ni en nadie porque pensar mucho es hacerse vieja antes de tiempo.¨
-«En este instante sería muy hermoso cerrar los ojos y perder la noción de todo; conservar únicamente la sensación amable del sol sobre la frente y los ojos cerrados. ¿Dónde voy yo? ¿Qué pienso? Nada, no pienso nada, vivo sin pensar…Pero ¿es que es vivir esto que hago yo todos los días?».
-Háblanos brevemente de los personajes que interpretan Jon Olivares, Pepa Pedroche, Fernando Soto, Isabel Ayúcar y Andrea Real.
Jon Olivares interpreta a Gabriel. Es un joven escultor que aparece en la vida de Natalia porque va a su casa durante una temporada. Es un joven amable, guapo, que estudia y que mira el mundo desde un lugar bonito. Un soplo de aire fresco que le ayuda a sentirse menos sola.
Pepa Pedroche es Doña Natalia y Doña Librada. En la primera parte es la madre de Natalia y tienen una relación con muy poca comunicación, ambas sumidas en la pobreza. Doña Natalia tiene una actitud más resignada, es vulnerable y sensible. Sufre mucho por su hija pero no es capaz de decírselo y eso hace que se alejen la una de la otra. Encuentra en Gabriel momentos de paz y alegría igual Natalia. Doña Librada, en la segunda parte, es la tía, una mujer con principios muy fuertes y una sensibilidad muy férrea sobre el qué dirán. No soporta a su sobrina y no entiende ninguna de sus decisiones, se lo reprocha con mucha fuerza. Nunca supo el grado de pobreza en el que vivía su hermana con su familia en Madrid.
Fernando Soto interpreta a Don Berto (padre de Natalia) alcohólico y enfermo al que solo escuchamos gritar. Hubo un tiempo que pudo haber sacado a su familia adelante con mucha dignidad pero el alcohol y el juego arruinaron a Berto y se llevó a su familia por delante. Además también interpreta a Don César, el encargado de la fábrica donde trabaja Natalia. Es un personaje que hace uso de su poder como jefe y como hombre y que no tiene punto de vista sobre las cosas que hace y propone a Natalia. Finalmente se enamora de ella pero no sabe ver qué necesita de verdad. Cuando se siente abandonado se encuentra con su propia soledad.
Isabel Ayúcar es Ezequiela, la oficiala de la fábrica que conoce a Natalia y a Almudena desde que entraron de niñas. Está enferma de tisis, refleja claramente la vida laboral obrera de principios de siglo XX. Una mujer muy dura que se ha ido ablandando con el tiempo y que cuenta la soledad profunda de alguien que muere abandonado y enfermo. Inspira mucha ternura y aporta calidez a la vida de las muchachas jóvenes. Por otro lado, en la segunda parte, interpreta a Salud, la mujer que cuida del Hotel que tiene Don César, una mujer llena de vida, conectada con las cosas buenas, conoce muchísimo a César y ayuda a Natalia a tener algunos de los pocos momentos de libertad y cariño de la función. Salud es buena y es capaz de ver a Natalia tal y como es.
Andrea Real es Almudena, una chica muy joven, íntima amiga de Natalia. Está llena de vida, sabe que su amiga sufre mucho y no sabe cómo sacarla de ahí. Mucho más conectada con la parte alegre se casa, tiene un hijo y consigue una casa. Se ríe, es capaz de encontrar lugares de desahogo durante sus días en la fábrica y es la persona que más conoce a Natalia. Sus caminos se separan cuando ella decide irse con Don César pero se volverán a juntar después. También interpreta a Lena, la prometida de Gabriel. Una mujer sencilla que vive en el pueblo y que siempre ha vivido sabiendo el papel que le corresponde. Cuando Natalia llega al pueblo empieza a dudar de la relación que tiene con Gabriel y llena de celos empezará a espiarles hasta llegar a su final trágico.
-¿Por qué debería ir el público a ver esta función?
Es una función que nos permite adentrarnos en el mundo de unos personajes muy complejos y de todos sus momentos vitales. Verlos crecer a lo largo del tiempo tiene un riqueza muy potente. A principios del siglo XX aparece el nombre de Luisa Carnés y necesitamos reconocer ya su valor y su importancia; con unas preocupaciones que perfectamente podrían ser las de nuestro tiempo.
En escena están las diferencias de clase, el abuso, el papel de la mujer, la incomunicación en la familia, el amor y el deseo, la depresión y la soledad. También habla de la ciudad y el pueblo y de cómo nos relacionamos con eso. Sigue indagando en el universo de Luisa que tan bien conoce y entiende Laila.
-¿Dos de las escenas importantes de la función son…?
Sí que hay dos momentos especialmente complejos por las decisiones que toma el personaje. En uno toma la decisión de marcharse con su jefe para poder vivir mejor, asumiendo todas las consecuencias que eso trae consigo, ya que se marcha con él sin casarse y siendo mucho más joven.
Y al final de la función hay otro momento también de mucha profundidad por la carga emocional que tiene. Tengo que atreverme a atravesarlo con todo para poder hacerlo sin pasar por encima de la situación.
Para LAILA RIPOLL
“Luisa Carnés comienza a escribir “Natacha”, su primera novela, con veintitrés años. La publica en 1930 y con ella se convierte, a ojos de la crítica, en “la mejor novelista joven, el nombre femenino de más vigor y mayor contenido”. Conocía muy bien de lo que hablaba en esta novela, ya que ella misma había sido niña obrera, adolescente obrera y mujer obrera… Debió de otorgar una importancia capital a esta primera novela, ya que, durante más de quince años, adopta el nombre de su protagonista, Natalia Valle, como seudónimo a la hora de firmar sus obras, primero en España y más tarde en su exilio mexicano… Después de la experiencia de “Tea Rooms”, volver a Luisa Carnés con el mismo equipo artístico resulta un premio. Retroceder en el tiempo y sumergirse en el universo de esta primera novela, está siendo emocionante. Agradezco, por tanto, a Eduardo Vasco su afán por recuperar a Carnés y su apuesta y su visión al intuir que esa Natalia hosca y llena de amargura acabará convirtiéndose en la inteligente, humanitaria y, sobre todo, digna Matilde de “Tea Rooms” y que sus compañeras de taller se transformarán en todas las mujeres que comparten el salón de té, tanto en lo malo como en lo bueno…”
Fotografías de Javier Naval. Hasta el 30 de Marzo. Teatro Español (Sala Margarita Xirgu).