“¿Has tenido alguna vez ganas de coger por el cogote a una amiga y decirle que lo que está pensando es totalmente equivocado? ¿Has tenido alguna vez la sensación de que tus amigos juzgaban a escondidas tus convicciones políticas?…, comenta Jordi Casanovas sobre esta comedia dramática que ha dirigido y escrito (junto a Marc Angelet). Charlamos con Natalia Millán, protagonista de esta función junto a Luis Merlo, Clara Sanchis y Juanan Lumbreras.
-¿Quién y cómo es Clara, tu personaje?
Clara es diseñadora de interiores. Está casada con Roberto, un reconocido periodista radiofónico. Y el hijo de ambos, Nilo, acaba de abandonar el nido familiar para dar la vuelta al mundo en furgoneta. Desde que, hace algún tiempo, Clara practica yoga, parece que algunos parámetros de su vida han cambiado.
-¿Qué relación mantienen con el resto de personajes?
Clara, Roberto, Sonia y Álex son pandilla desde sus veraneos infantiles en “Horcajos de la costa”. Su amistad se mantiene desde entonces, pero las discrepancias que van surgiendo en el desarrollo de la obra tensarán peligrosamente este vínculo.
-Comentan los directores que: “Un grupo de amigos prepara “una intervención” con la que esperan devolver el sentido común a la amiga que hace tiempo que se deja llevar por teorías conspiranoicas. Pero decir todo lo que piensan de ella no será un proceso plácido. El encuentro sacará a la luz malestares y secretos que guarda un grupo de amigos que se conocen desde que eran pequeños…”. ¿Qué más le puedes comentar a nuestros lectores sobre la historia que nos narráis?
Poco más, si no la quiero destripar… Sólo “PASEN Y VEAN”.
-¿De qué otros temas principales nos habla esta función?
Esta obra plantea, fundamentalmente, preguntas. A mí me lleva a cuestionarme el concepto de “normalidad”. ¿Qué es ser “normal”? ¿Es normal ser “normal”? ¿O no ser “normal” es mucho más normal de lo que parece?
-¿Con qué frases de tu personaje te quedarías?
-”¿Le has preguntado alguna vez a tu hijo si es feliz? Y tú, ¿te lo has preguntado? ¿Eres feliz?”.
-Los directores también comentan que el texto plantea preguntas como: “¿Has tenido alguna vez la sensación de que tus amigos juzgaban a escondidas tus convicciones políticas? Si tenemos una visión del mundo completamente diferente a la que tienen nuestros amigos, ¿es posible seguir siendo amigos?, ¿Debemos intervenir en la vida de la gente a la que amamos para evitar que se hagan daño?…
Debemos intervenir en la vida de alguien que amamos si es la única manera de evitar que se haga daño, por supuesto. Fuera de eso, creo que debemos ser mucho más tolerantes y respetuosos con otras formas de pensar. Y sí, claro que se puede ser amigo de alguien con una visión del mundo distinta de la tuya. Y puede ser muy enriquecedor para ambos. Puede servir tanto para consolidar convicciones como para ensancharlas.
Vivimos en una sociedad polarizada. Si no empezamos a escucharnos desde el respeto, desde la aceptación de que las razones del que piensa de otra manera también pueden ser válidas, por lo menos en alguna medida, no sólo nos jugamos la convivencia. Nos jugamos la inteligencia.
-¿Qué tipo de humor hay en el escenario?
El humor que nace de la situación de los propios personajes, de sus contradicciones y tribulaciones.
-Termina esta frase: “No se debería vivir sin ir al Teatro porque…”
(con la venia de A. Artaud): “no somos libres. Y el cielo aún nos puede caer sobre la cabeza. Y el Teatro está hecho para enseñarnos todo eso”.
Una producción de Carlos Larrañaga, con la escenografía de Jose Novoa y el diseño de vestuario de Mario Pinilla. Teatro Alcázar.