Una hilarante comedia que parte de la conocida relación de amistad y camaradería que el pintor malagueño Pablo Picasso (Pepe Viyuela) mantuvo con su peluquero Eugenio Arias (Antonio Molero) en Vallauris (Francia) desde 1948.
-Preséntanos a tu personaje… ¿Cómo es en esta función?
PEPE: Mi personaje es Picasso. O, mejor sería decir el Picasso imaginado por Borja Ortiz de Gondra y recreado después en la sala de ensayos con la labor de dirección de Chiqui Carabante y del resto del equipo.
Lo que represento es un reflejo imaginado y construido a través de la información que todos tenemos de él: que era un artista genial con claroscuros, un ser humano contradictorio, tierno en ocasiones y cruel otras, caprichoso a veces y enormemente coherente en otras.
ANTONIO: Eugenio Arias es un republicano, exiliado del gobierno de Franco. Se instaló en el sur de Francia donde abrió su propia barbería. Pertenece al Partido Comunista francés y sueña cada día con volver a España. Un día, Pablo Picasso entra por casualidad a cortarse el pelo y empiezan a forjar una curiosa amistad.
-¿Sobre qué temas discuten Picasso y Arias en el escenario?
ANTONIO: Empiezan hablando de su afición en común que son las corridas de toros y, poco a poco, empiezan a hablar de la Política, de la amistad, del amor…
PEPE: Hablan sobre todo de la España a la que no pueden volver, de esa España convertida en un lugar oscuro por la dictadura de Franco, pero también de esa España que necesitan construir a través del recuerdo y le nostalgia activa que lleva al deseo de cambiarla. Por supuesto está también presente en la función la relación de Picasso con las mujeres, con los toros, con la importancia del compromiso con el arte y el oficio. Ante todo, diría que asistimos durante al función al nacimiento y desarrollo de una amistad que se prolongó a lo largo de más de veinte años entre el genio y el hombre sencillo que le deslumbró.
Para nosotros, el tema fundamental que atraviesa la función es el de el exilio español después de la Guerra Civil; el dolor que provoca la separación forzosa de tu país y de tu origen, la necesidad de refugiarte espiritualmente en el otro y de crear un espacio propio en esas circunstancias tan duras.
Da igual que seas Picasso o Eugenio Arias porque el dolor, la nostalgia y el deseo de acabar con la dictadura y el exilio los hace iguales y los sitúa en un mismo plano. La amistad en esos casos es un refugio que te permite renacer cada día gracias al otro.
-Comenta Chiqui Carabante que “Picasso y el Barbero, dentro de este microcosmos, son unos españoles que sienten nostalgia de una patria que ya no existe ni existirá. Una patria que construyen en sus discusiones y costumbres. Son los ciudadanos de esa patria inventada que construye cualquier desterrado. Una España que sólo existe cuando el barbero y el pintor discuten sobre ella…” ¿Estás de acuerdo?
PEPE: Sí, claro, en el destierro se hizo necesaria la unión y la solidaridad de todos aquellos que se encontraban fuera de España. Había una necesidad clara de supervivencia. Saber que volver a tu país podía costarte la vida o al menos la libertad, que serías encarcelado en cuanto pusieras un pie en tu país, hacía que los exiliados no reconocieran ese país, que les pareciera una pesadilla con la que había que acabar. El desarraigo provocó la necesidad de proyectar en el otro y en uno mismo la España que deseaban recuperar.
La función debería llevarnos también a reflexionar acerca de las amenazas que pesan sobre las democracias y la libertad en todo el mundo. Las sombras del horror siguen lamentablemente muy presentes.
ANTONIO: Eso es. El concepto de Patria se encuentra en un limbo imaginario ya que la España que ellos recuerdan no existe. Y tampoco pueden sentir devoción por el país de acogida. Sólo existe en sus conversaciones. Algo frecuente que ocurre cuando nos vamos temporalmente a vivir a otro país. Nos sentimos extraños allí. Y también nos extraña el lugar de origen.
-¿Algunas frases favoritas de tu personaje son…? ¿Por qué?
PEPE: Una de ellas podría ser, por todo lo ya comentado: “…yo sé que represento a la España en el exilio.” Y la otra: “Cuando Picasso pide algo, se le consigue cueste lo que cueste”. Son frases que me han dado pie a hacerme una idea de quién pudo ser Picasso. Alguien tan alabado, tan encumbrado, tan admirado durante décadas estaba seguramente imposibilitado para saber quién era. Seguramente fue él mismo incapaz de verse y de saber qué es lo que había dentro de él. Supongo que, como muchos de nosotros, Picasso fue alguien que pasó su vida intentando entenderse. Él debió hacerlo a través de la pintura, la escultura y los grabados, pero también a través del reflejo que le proporcionaban los otros, sus amigos, sus enemigos, las mujeres que amó y a las que hizo daño. Debió pasarse la vida buscándose a sí mismo en un mundo lleno de espejos que le ofrecían una imagen de sí que, aunque lo pareciera, no era exactamente él. Y lo que hoy vemos y sabemos acerca de él son solo vestigios que nos invitan a reconstruir al genio, al monstruo y al hombre que fue.
ANTONIO: “A veces no me acuerdo de las palabras o pienso que las digo mejor en francés. Y me entra una congoja”. Le define perfectamente.
Y “El caracol tiene baba en Invierno y sudor en Verano”. Es uno de los momentos más surrealistas de la función.
-En la presentación de la obra se dice que “Esta función ofrece una trama luminosa y festiva, aunque no carente de un contenido crítico ni de una reflexión humorística y doliente”. ¿Dónde reside el humor? ¿Qué tipo de humor hay en el escenario?
ANTONIO: El humor reside en la manera de confrontar a los personajes más terrenales (Arias y Valdés) con los más extravagantes (Picasso y Jacqueline). Se crean situaciones que se fuerzan tanto que la única salida es el Surrealismo.
PEPE: En la peor de las circunstancias siempre aparece el humor como una posibilidad de supervivencia. El humor es un salvavidas, un recurso que te permite no hundirte cuando parece que todo está perdido. El humor surge siempre que nos ponen un espejo delante, y no nos olvidemos de que la acción de la función transcurre en una barbería, un lugar donde los espejos están muy presentes. Verte y ver a los otros en el reflejo permite asistir en directo a nuestros defectos y virtudes, nos ofrece la posibilidad de vernos y mostrarnos y, sin duda, a hacer de ello motivo para la risa. Los reflejos del espejo nos humanizan, nos acercan y nos confunden, pero también pueden ayudarnos a entendernos.
Es una producción del Teatro Español y Amor al Teatro. La Escenografía es una creación de Walter Arias, el Vestuario ha sido diseñado por Salvador Carabante y la Iluminación es de Benito Jiménez. Fotografías de Javier Naval. Hasta el 20 de Julio. Teatro Español (Sala Margarita Xirgu).