ELS JOGLARS llevan a escena esta comedia dirigida por Albert Boadella. Hablamos sobre ella con RAMÓN FONTSERÉ.
-En el escenario nos narráis los momentos más destacados de la vida del rey emérito Don Juan Carlos. La función se inicia con una fiesta en un velero que navega por el Golfo Pérsico en 2023… ¿Sobre qué facetas o acontecimientos de su vida nos habláis?
Durante esta navegación por el Golfo Pérsico van apareciendo los rasgos del Rey emérito, recordando desde su infancia hasta la situación actual en la que se encuentra. Se pueden ver su forma de actuar, su forma incluso de defenderse, sus cualidades y sus defectos. Sin olvidar las cosas incómodas que son públicas y notorias y también las positivas.
-Se ha comentado que veremos en escena “un retrato profundo y humano del Rey emérito en el que lo humorístico se mezcla con lo trágico pero sin llegar a la ridiculización del personaje”. ¿Vuestra mirada es indulgente ?
La obra no solo busca recurrir a los aguijones de la sátira, sino que trata de ofrecer un retrato regio cercano a la realidad actual. Es una aproximación de clarooscuros del público a la figura del Rey. Un retrato como lo haría un pintor, señalando la condición humana del personaje.
-Esta obra ha supuesto el regreso de Albert Boadella a Els Joglars, después de 12 años. ¿ En qué se ha centrado con vosotros como director de la función?
En construir una estructura dramática a partir de improvisaciones y situaciones concretas en las que señalaba y definía el enunciado de cada una de ellas. Y, como gran maestro, sacando lo mejor de cada uno de los actores. También ha diseñado un espacio escénico, en este caso la cubierta de un velero, ya desde el principio.
Esto nos ha permitido a los actores jugar sobre un espacio concreto desde el primer día de ensayos, con las ventajas que eso supone para la obra. Además de controlar el vestuario, la banda sonora…
-Albert Boadella ha comentado que “Es una obra muy shakesperiana porque la propia vida de Juan Carlos I lo ha sido. Ha tenido facetas cercanas a la tragedia clásica, desde su infancia separado de sus padres a la muerte de su hermano por un disparo fortuito o esta última etapa no exenta de polémica. Lope de Vega o Molière hubieran estado encantados de hacer algo con su vida”, ¿estás de acuerdo con él?
Si Molière, Lope de Vega o Valle Inclán hubieran sido contemporáneos del Rey, seguro que hubieran aprovechado el material, sobre todo viendo el transcurso de su vida que ha estado repleta de contrastes. De cachondeo y de soledad.
-Háblanos de algunos de los personajes que acompañan en el escenario al Rey emérito.
El capitán Hackett (Martí Salvat) es un capitán inglés al mando de la goleta en la que se realiza el viaje y con el que mantiene una disputa sobre la autoridad; Carmela (Pilar Saénz) es la periodista-amiga con la que se sincera; Inés (Dolors Tuneu) es la cocinera encargada de hacer la paella y la que le motiva su campechanía; Adrián (Bruno López Linares) es el joven bufón y Palomo (Javier Villena), el amigo de francachelas. Y marineros, el personal de servicio del barco…
-Se habla mucho en la actualidad de la autocensura y de la falta de libertad para hablar de ciertos temas. ¿Es el escenario el máximo lugar para poder llevar a cabo la libertad de expresión?
Es un espacio de libertad suprema para poder reflexionar y expresar las tendencias, prácticas y costumbres de la época coyuntural, como hizo el gran Aristófanes con sus sátiras sin piedad en la Grecia del siglo IV a.C. En nuestro caso hemos hecho la obra con entera libertad. No nos hemos autocensurado.
-Sois la compañía más longeva de Europa. Después de 62 años como compañía crítica y como compañía que ha representado la crónica de la historia de nuestro país, ¿el balance es?
Positivo. Seguimos creando obras, haciendo lo que más nos divierte y pasándonoslo bien como comediantes. Manteniendo una ética y una estética en nuestras obras que a veces ha provocado la indignación de altos estamentos, en sus variadas potestades, cuyos miembros, al sentirse reflejados en ellas, han reaccionado muy a menudo con ferocidad.
-Ya habéis recorrido algunos escenarios españoles con esta obra, ¿Sale el público del Teatro con otra visión sobre el Rey?, ¿Crees que puede servir para que muchos se reconcilien con su figura o no?
Ni idea. El barómetro de la reconciliación dependerá del grado de aceptación ante su conducta. En general el público puede salir con una visión fuera de los protocolos oficiales y mediáticos, con situaciones humorísticas entremezcladas con el infortunio y la adversidad de la vida crepuscular que vive actualmente. Muchas veces el público no se atreve a reír por miedo a la corrección política.
-¿Algún sueño que os quede por realizar con vuestra compañía?
A estas alturas lo mejor es seguir haciendo lo que nos gusta, trabajando con pasión e ilusión. Es el mejor sistema de conseguir los sueños.