La actriz interpreta el primer monólogo de su carrera profesional con un texto lleno de humor y ternura escrito para ella por Juan Carlos Rubio que nos habla sobre la maternidad y el abandono del hogar de los hijos, conocido como “el síndrome del nido vacío”.
Eva María, a las tantas de la madrugada, ha recibido un tajante mensaje de Alejandro, su único y adorado hijo: debe entrar en su habitación y buscar en un cajón cerrado con un candado un documento que necesita con urgencia para la Universidad americana en la que estudia. Urgente es “ya, ahora, sin perder un instante, mamá”. Alejandro, que conoce muy bien a su progenitora, le advierte de que no caiga en la humana (y especialmente maternal) tentación de hurgar en sus cosas…
-Preséntanos a Eva María, tu personaje.
Es una mujer de 51 años que se encuentra sola en su casa porque ha dedicado los últimos 18 años de su vida al cuidado de su hijo Alejandro que se ha marchado a estudiar a Estados Unidos. Es incapaz de resistir esa tentación de hurgar en las cosas de su hijo y alimentarse, como un vampiro, de los recuerdos que todos esos objetos, congelados en la habitación de Alejandro le proporcionan.
-Esta función nos habla del conocido como “síndrome del nido vacío”. ¿Es así?.
Sí. Si tienes hijos el nido vacío es una etapa que hay que pasar. Los hijos se van, en un momento determinado de la vida se van. Es natural. Es lo que tiene que suceder. Pero nos quedamos vacíos y es un espacio que no se puede llenar. Es una etapa que hay que atravesar de la mejor forma posible.
-¿De qué otros temas nos habla?
Es un precioso homenaje al cine como refugio. Eva María vive y atraviesa todo con películas que vio de niña con su padre y más adelante con su hijo. También habla de la relación de Eva María con su madre. También ella es hija única, un día se fue de su casa y abandonó el nido. Habla con humor de eso que llaman ahora “el trauma intergeneracional”.
-¿Algunas de las frases favoritas de tu personaje son…?
-“Mi hijo me ha abandonado y mi menopáusico cuerpo me está avisando pero a grito pelado de que ya no sirvo para nada. ¿Qué voy a hacer?. ¿Qué voy a hacer?.”
-“Soy una vampira.”
-“No son las doce menos cuarto de la noche en el cerebro de una madre, no, son las 24 horas de los 365 días de los 18 años que tiene mi Alejandro…”
-Juan Carlos Rubio ha comentado que “Recuerdo cuando me marché a vivir a Londres con tan solo 19 años y mis progenitores tuvieron que enfrentarse a una casa vacía. De seis hijos a cero es una frenada en toda regla. Recuerdo las conversaciones con mi madre y el profundo calado que dejó en ella mi ausencia. Recuerdo su dolor. Y su humor. Sí, el tema me interesaba mucho…”. ¿Te sientes identificada con esta reflexión?, ¿Por qué?
Sí. Porque la casa está concebida para estar llena y ruidosa y cuando los hijos se van, se queda muy vacía. Se trata de cómo has concebido tu vida durante un tiempo muy largo y que luego te tienes que adaptar a otra realidad. Es muy curioso, porque el nido se llena rapidísimo, desde que aparece el bebé todo cambia, pero la marcha de los hijos lleva un proceso más largo de adaptación.
-¿El humor del texto y del escenario es tierno y comprensible para todo tipo de público?
La función es divertidísima. Estamos deseando compartirla con el público. Tengo mucho interés en que los adolescentes vengan al teatro. Yo creo que los niños y niñas desde los 8 o 9 años pueden disfrutar de este monólogo. Entenderán menos algunas partes pero se van a divertir y creo que se pondrán en el lugar de sus madres y sus padres que tanto les cuidan y tantas cosas hacen por ellos. Me encanta que mis películas familiares atraigan a un público joven al teatro y, si vienen con sus familias, mejor que mejor.
-¿Qué ventajas y qué desventajas tiene el estar sola en el escenario?
Ventajas yo creo que pocas. Esto era un reto que yo tenía pendiente. Quería hacer un monólogo y Pentación y Jesús Cimarro me brindaron la oportunidad. Pero en realidad le veo muchas más desventajas. Todo, absolutamente todo, depende de ti. Tengo un equipo fantástico respaldándome. Pero solo se me ve a mi. Así que hay que estar al 1.000 por 1.000 todo el tiempo. Incluso físicamente hay que estar muy fuerte para aguantar la hora y veinte de función con la energía que necesita.
-¿Qué te gustaría conseguir de los espectadores después de que vieran esta pieza?
Que se lo pasen muy bien sobre todo y que luego hagan la reflexión de darle la importancia que tiene al nido vacío, a esa etapa. Que tengamos en cuenta a las personas que están pasando por ello.
-Termina esta frase: “El Teatro le aporta a la vida de las personas…”
Libertad. Me gusta pensar que el teatro te abre la mente, el pensamiento, la opinión. Una función de teatro puede hacerte cambiar de opinión respecto a algo. En concreto con esta función, el teatro te va a aportar un buen rato de desconexión de los problemas de afuera para reír. Porque es sanísimo reírse. Fotografías: Javier Naval. Del 9 de enero al 9 de febrero. Teatro Bellas Artes.