El actor protagoniza, junto a Jonás Alonso y Oriol Pàmies, esta singular comedia que han adaptado y dirigido Samuel Viyuela González y Alba Enríquez. Una obra que, según sus directores, “abre una puerta a la sensibilidad, tan denostada hoy, como posible punto de encuentro. Y que plantea que En la sociedad de la productividad, ¿qué espacio dejamos a la ternura? ¿Puede la sensibilidad dignificarnos?…”

-Descríbenos a tu personaje…

Sawamura es uno de los dos trabajadores de la planta cárnica “Marumoto”. Es una persona que lleva trabajando toda su vida allí, de clase baja y que ha tenido que luchar sψiempre para sacar a su familia adelante. Un personaje con una vitalidad innata que descubriremos de donde nace y con un hijo que ahora mismo es su talón Aquiles.

 

-En un matadero cerca de Tokio la producción se interrumpe de pronto cuando el bulbo raquídeo de una de las piezas desaparece. Esta médula es fundamental, pues permite detectar la EEB, la enfermedad de las vacas locas, y determinar si la carne es apta para el consumo humano… Entonces llega otro personaje que empieza a incordiar a los dos trabajadores… ¿Qué más le puedes contar a los lectores sobre esta historia?

El público irá descubriendo, a la par que nosotros, quién es este personaje, de dónde viene y qué hace ahí cuando es bastante extraño recibir visitas inesperadas.

Esto hará que empiecen a cambiar las relaciones en este triángulo de personajes donde poco a poco descubriremos cuál es el vértice.

-Preséntanos a los otros dos personajes de la función que interpretan Oriol Pamiés y Jonás Alonso…

El personaje que interpreta Jonás Alonso es Genda, el compañero de la sección especial del Matadero con el que lleva ya trabajando muchos años y el que se ha convertido, no solo en la persona con la que convive durante la mayor parte del día, sino en un amigo. Un personaje más impulsivo que parece siempre tener algo que decir.

Oriol Pamiés encarna a Imai, el personaje que recibiremos inesperadamente y que iremos descubriendo porque está allí.

-Según tu opinión, ¿Qué preguntas se plantean desde el escenario?

Creo que el público puede preguntarse directamente hasta dónde está dispuesto a llegar por la familia o la amistad y, al fin y al cabo, qué es lo más importante en esta vida y dónde reside.

-¿Qué tipo de humor hay en el escenario y dónde reside?

A veces la función respira un humor del absurdo que me resulta muy interesante, después pasará a tener una risa de esas que necesita forzar incluso para poder relajar.

-¿Cuáles son dos de tus escenas favoritas? Tienen lugar, ¿cuándo?…

Cuando llega Imai, Sawamura despliega un arsenal de conocimientos y palabrería que pareciera no tener ningún trasfondo pero que para él significa mucho tener esa voz y ese espacio. Y Samuel Viyuela ha creado un momento al final de la obra donde lo ritual (que a él le gusta mucho) adquiere protagonismo y dejará ver otra parte de la función.

-¿Por qué crees que se van a sentir identificados los espectadores con esta historia?

En esta sociedad del cansancio todos nos hemos visto en lugares donde uno no sabe dónde residen la luz y la oscuridad, dónde reside, por tanto, la alegría ni qué forma tiene. Realmente las preguntas vienen solas cuando los espectadores se dejan llevar por las situaciones de la función y creo que uno puede bailar constantemente en esa danza de personajes conflictivos en la que todos nos hemos visto más de una vez, ya sea como padres, hijos, amigos, compañeros o, incluso, enemigos.

El Diseño de Escenografía es de Alessio Meloni, el de Vestuario de Tania Tajadura, el Diseño de espacio sonoro de Pelayo Rey y el Diseño de Iluminación de José Miguel Hueso. Es una producción de El Vodevil.