Alfredo Noval (como Proteo ) y Manuel Moya (como Valentín) son dos de los protagonistas de esta versión de la obra de William Shakespeare que ha sido adaptada por Declan Donnellan y Nick Ormerod. 

-¿Cómo es tu personaje en esta versión?
ALFREDO: Proteo es un individuo emocionalmente disfuncional. Se ha criado en un entorno privilegiado y profundamente machista. Ha aprendido a ganarse los favores del resto a golpe de billetera, con engaños, embaucando o seduciendo. Es incapaz de hacer frente a los conflictos que Shakespeare le plantea de una manera sana, lo que le lleva a verse arrollado por un tsunami de emociones y sentimientos que ni siquiera sabe colocar en el mapa de su entendimiento.
MANUEL: Valentín está unido a Proteo de una manera muy profunda. Durante los ensayos nos hemos apoyado mucho sobre la idea del apego. Una palabra que va más allá de la unión, del amor, de la amistad. Está muy conectado con el deseo de pertenencia. Algo que puede incluso despertar pensamientos oscuros. La separación de Proteo está promovida por un impulso visceral, no racional. Una vez que se ve lejos, sin Proteo, ve la vida a la mitad.

-Valentín y Proteo son dos jóvenes amigos de Verona. Valentín viaja a la corte de Milán en busca de nuevas oportunidades, mientras que Proteo permanece en Verona, ya que está prometido con Julia. Sin embargo, cuando Proteo se reúne con Valentín en Milán se enamora de Silvia, la hija del Duque, a pesar de su compromiso con Julia…
MANUEL: En la relación entre los amigos lo irracional y lo visceral se hacen presentes y se ponen en juego deseos que se escapan a nuestro entendimiento. El subconsciente toma la delantera y se apodera de ellos. Vemos lo lejos que nos pueden llevar nuestras acciones y cómo de graves son las consecuencias de esos actos.
ALFREDO: Creo que el núcleo es el apego. Llama la atención que Shakespeare no menciona en ningún momento a las madres de estos personajes. Han crecido en un entorno patriarcal a imagen y semejanza de sus padres, grandes hombres de negocios, que no parece que hayan dedicado demasiada atención a sus hijos. En este caso, una amistad tan fuerte desde la niñez parece más un refugio que una relación sana y vivencial.

-En esta función, Lanza es el primer sirviente bufonesco que crea Shakespeare en su obra y que está en escena…
ALFREDO: En la ecuación que Declan y Nick plantean para nuestra versión con el personaje de Launce (Lanza), hay un elemento determinante: La relación de este personaje con su perro, Crab, que vertebra de alguna forma este montaje. “¡Miradme cómo sufro ahogándome en mis propias lágrimas, y este perro ni se inmuta, no tiene sentimientos!”, nos dice. Es esa llamada de atención para sentirnos vivos que solo sirve si el de enfrente lo recibe, y que Goizalde Núñez convierte en verdad y en comicidad al mismo tiempo.

-Además de hablarnos sobre la importancia de la amistad, sobre la traición y el sentido de la culpa, ¿Sobre qué otros temas nos habla esta función?
ALFREDO: Resaltaría el punto de vista de los personajes femeninos del que hacen partícipe al público, evidenciando este mundo tan machista, tóxico y violento que Shakespeare plantea en la obra. También resaltaría la diferencia de clases sociales: Cómo el de abajo hace lo que sea por sobrevivir, y el que cree que está arriba se encuentra de pronto agachando la cabeza ante alguien con mayor estatus que él.
MANUEL: Esta obra habla sobre la libertad. Habla de cómo el ser humano no es capaz de vivir con el sentimiento de plena libertad, necesita ocuparse de otras cosas. Nos da miedo saber que disponemos de una total libertad. Mi personaje vuelve a patrones pasados porque no soporta sentirse así de libre. Declan nos dijo: “es como cuando estás en la sala de espera del dentista. No lo soportas, no puedes simplemente esperar, te tiras como un loco a por una revista o a por tu móvil.” Con la libertad pasa igual porque no somos capaces de, simplemente, habitarla.


-¿Qué frases crees que definen a tu personaje?
MANUEL: -“Si hubiera deseado algo, habría sido su presencia.”
-“Quien no encuentra satisfacción con el arrepentimiento no es del cielo ni de la Tierra.”
ALFREDO: “Me quiero más a mí que a cualquier amigo, porque el amor sigue siendo el más preciado de los bienes…”

-¿Tus dos escenas favoritas son…?
MANUEL: La primera escena con la que se abre la obra donde aparecen Proteo y Valentín. Se ven discutiendo, a pesar suyo. Es casi verlos vomitando sus entrañas, va más allá de su entendimiento. Y las escenas finales en las que Valentín, desde su nuevo estilo de vida, tiene que deshacer lo andado y volver al punto cero. Eso sí, ahora no vuelve como antes. Ahora entra al perdón y yo por lo menos dudo de si el ser humano está verdaderamente capacitado para vivir con él.

-¿En qué se nota la experiencia en la obra shakesperiana de Donnellan ?
ALFREDO: Desde el primer momento Declan y Nick querían huir de la “capa y espada” que a priori se puede detectar en una lectura superficial de la obra, y encontrar lo que había soterrado debajo del texto (esa obra que Shakespeare habría escrito si no lo hubiera hecho a tan temprana edad). Por lo que lo plantearon como si fuese una de sus últimas comedias. Declan siempre habla de que Shakespeare presenta al amor como un personaje que no aparece en el reparto, pero que está presente. Un monstruo que arrolla a los personajes, les empuja a hacer lo que hacen guiados por una fuerza sobrenatural sin que ellos mismos se paren a pensar en lo que están haciendo.
En este texto de un Shakespeare tan joven, no sabemos con certeza qué tipo de amor arrolla a estos personajes, pero se planta esta semilla que más adelante germinará en comedias como ‘Como gustéis’ o ‘Romeo y Julieta’.

MANUEL: La madurez de Declan y Nick a la hora de mirar cara a cara a Shakespeare es increíble. Como ya dijo en su libro sobre Shakespeare: “Hay que tratar a los clásicos como amigos, con el amor que mostramos a nuestros contemporáneos y no privarles de nuestro afecto ofreciéndoles el respeto distante que damos a nuestros muertos honorables”. Nos enseña los entresijos del mundo del autor con una naturalidad abrumadora. Nos sube a los zapatos de los personajes y nos invita al vértigo diario de indagar y descubrir esa aventura. Cuando crees haber profundizado hasta el fondo de las cosas, aparecen nuevos rincones y niveles. Shakespeare es un universo compuesto de infinitos mundos.

-¿Por qué es importante que los jóvenes conozcan estas historias y acudan a ver obras de Teatro Clásico?
ALFREDO: Las obras clásicas han perdurado a lo largo de la historia, y si lo han hecho no es solo por su belleza y calidad artística, es también porque los temas que tratan han permanecido vigentes generación tras generación y nunca caducan. Sigue habiendo preguntas que es necesario que hoy en día nos sigamos haciendo, y debemos poner en el escenario comportamientos que es necesario señalar para (ojalá) algún día seamos un poco más conscientes de nosotros mismos.
MANUEL: Sobre todo podrán comprobar que esos conflictos que parecen haber sido escritos para un público de hace más de 400 años, tiene más en común con nosotros de lo que pensamos. Todos hemos vivido la traición, el dolor del desamor, nos hemos enamorado, hemos odiado… Todo eso y mucho más está en Shakespeare y en esta obra. Y con una profundidad tan humana que asusta. También nos ayuda a enfrentarnos y curarnos de esas heridas en lugar de distraernos y desviar la atención.

Completan el reparto Jorge Basanta, Rebeca Matellán, Irene Serrano, Goizalde Núñez, Prince Ezeanyim, Alberto Gómez Taboada y Antonio Prieto.

-¿Qué destacarías de esta puesta en escena y de los elementos escenográficos?
MANUEL: Nick diseña la puesta en escena y aquí sigue fiel al espíritu Cheek by Jowl, la escenografía como espacio donde surgirán nuevos espacios y nuevas acciones. El espacio no determina, sostiene y acompaña. Deja la “responsabilidad” y el desarrollo de la acción en los actores y en lo que los personajes descubren a lo largo de la obra. Entre los dos (Declan y Nick) trabajan para que los ojos del actor sean los que mueven el espacio. Declan nos habla de que él diseña una columna, una espina, donde el actor tiene que ser valiente para habitar, descubrir y sorprenderse. Él habla de que lo que el personaje se encuentra frente a sus ojos es más grande y poderoso de lo podamos imaginar. Con sus espacios creo que Nick genera una especie de tablero donde las piezas contarán la historia a través de sus ojos y la relación con el otro.

El diseño de Escenografía y de Vestuario son de Nick Ormerod, el de Iluminación de Ganecha Gil y el de Vestuario de Elda Noriega. Es una producción de La Zona, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Cheek by Jowl. Fotografías de Javier Naval. Teatro de la Comedia.