Ana Duato regresa al Teatro (su última función fue en 1998) para interpretar a una mujer libre, que ha dado el salto al vacío después del fracaso de una pasional pero tóxica relación de amor tan puro como brutal. La gran actriz regresa acompañada en el escenario por otro grande, Darío Grandinetti. Y, por si fuera poco reclamo para ir sin falta al Teatro a ver esta función, ambos han sido dirigidos con mucha inteligencia y sensibilidad por Magüi Mira.

-¿Cómo describirías a Anne Marie, tu personaje?

Es una mujer muy emocional, muy humana, muy pasional. Es una artista. Pero tiene emociones muy contradictorias. Ha vivido un proceso de autodescubrimiento, después de una relación muy tóxica e insostenible. Está llena de las contradicciones propias del ser humano. Supo decir que no y se ha hecho muy libre. Piensa “No voy a estar sometida a que me digan lo que tengo que hacer”. Está muy fortalecida por su experiencia al haber tomado la decisión de tener un futuro mejor, de liberarse. El que ella quiere. Pero es muy contradictoria porque es fuerte pero también es muy vulnerable.

-Comenta Magüi Mira que “Ella se siente libre, más capaz de olvidar los detalles de su pena, del infierno que vivieron, de sus golpes recíprocos. Ella no cree en la felicidad. Puede que aún se sienta atrapada en esa relación…”

Yo creo que lo ha pasado tan mal que ya lo ha superado. Anne se ha proyectado en un futuro, pese a la contradicción de volver a ver a este hombre con el que ha sentido amor del puro. Ya ha dado el salto de poder hacer lo que va a hacer con su vida. Siente nostalgia de un amor perdido pero ya ha saltado. Viene del sufrimiento pero ya se ha construido su propia identidad. Ella decide lo que quiere hacer ya. 

-La obra reúne durante una noche a una pareja que se ha separado hace dos años y que se reencuentra en el hotel en el que vivieron su pasión  para terminar los trámites del divorcio…Son una mujer y un hombre, un amor que naufragó.  Sobre esas cenizas hablan y hablan durante horas…”

Han vivido un infierno pero tienen recuerdos. Y la obra nos habla de los daños emocionales que se han hecho, de la  vida y de la muerte como algo que siempre está presente. Ellos se encuentran con muchos recuerdos y con mucho dolor. Hacen balance de su vida y comparten experiencias de las que no habían hablado antes. Revisan su pasado y tratan de darle sentido. Tomaron la drástica decisión de alejarse pero siguen atados emocionalmente. Y hablan de cómo se ven como seres humanos. Es un acto de resistencia pero también de rendición.

-Se ha comentado muchas veces que Marguerite Duras escribe pensando en un Mundo igual para hombres y mujeres ¿Estás de acuerdo?

Sí. Es la base de este texto. Dice. “Tú y yo somos iguales.” Marguerite creó personajes que son muy libres. Proyectó su vida en sus personajes.

-Es una función sobre lo que significa el amor en nuestras vidas…

Sí, es como la vida. El amor es muy intenso y muy complicado pero genera también mucho crecimiento personal. 

-¿Cómo es Magüi Mira como adaptadora y directora?  

Busca la belleza y la excelencia en el escenario. Tiene mucha sensibilidad cuando trabaja con los actores y un nivel de exigencia por descubrir la verdad que hace que su dirección sea pura emoción. Ella lleva preparando esta adaptación desde hace mucho tiempo y conoce muy bien el texto y a la escritora. Le gusta el trabajo de verdad del actor. Magüi ha ido mucho a la verdad, al estado emocional de los personajes. Le ha quitado el romanticismo al texto.

Y también la Escenografía y la Iluminación son muy bellos. Son otros personajes más. Magüi está pendiente de todos los detalles de una puesta en escena y a mí, como actriz, me da mucha seguridad.

-Vuelves al Teatro desde 1998, ¿Sigues sintiendo “mariposas en el estómago” antes de subir al escenario? ¿Por qué sigue siendo bonita esa sensación del día del estreno?

Es un salto al vacío que tiene un proceso muy diferente al de la Televisión. Estás abierta, con todos tus sentidos, en cuerpo y alma todo el día. El Teatro es la esencia del actor, de la búsqueda, de la verdad. Llena tus pensamientos. Y cuando llega este momento del estreno es una sensación de vértigo. Pero muy agradable, por otra parte, al tener la oportunidad de representar un personaje en un escenario. Siempre faltarían ensayos para estrenar porque encontrarías nuevos matices. Lo de “fuera” es lo mismo cuando vas a interpretar a un personaje televisivo que a uno del Teatro.

-¿Es una gran responsabilidad subirte a los escenarios siendo tan popular?

En la obra estoy muy cambiada.  Siempre es una responsabilidad darle vida  a otro ser porque tiene que ser creíble en todos los sentidos. Y más cuando interpretas a un personaje como éste que transmite y dice palabras tan transcendentales. Yo siempre intento entender a ese personaje y que el espectador se lo crea.

-¿Crees que es más fácil generar entusiasmo por ir a ver una obra de teatro siendo una actriz tan popular?

Seguramente. Pero mi principal intención es que el espectador se olvide de que soy “Ana Duato”. Lo ideal es que se olviden de Merche. Me gusta pensar que el espectador va a buscar su propia interpretación de lo que ha visto. Que le trasmitimos toda la verdad del texto y que le produzca mucha emoción.

-Para Magüi Mira, Marguerite Duras es una mujer especial, única, transgresora, llena de pasión, que descubrió el control en un momento de su vida, ¿estás de acuerdo?

Marguerite Duras fue una mujer muy revolucionaria para su época. Ella era una mujer libre, que ha trascendido en el tiempo y hablaba de temas que siguen estando vivos. Le importaba tres pitos lo que pensase la sociedad. Renace de sus cenizas.

La escenografía es de Curt Allen y Leticia Gañán, la Iluminación de José Manuel Guerra y el diseño de vestuario de Gabriela Salaverri. Es una producción de Okapi Producciones. Retratos de Sergio Parra. Teatro Infanta Isabel.