La Compañía Nacional de Teatro Clásico inicia su nueva temporada con esta impactante versión de la obra de Lope de Vega escrita por María Folguera y dirigida por Rakel Camacho. En escena la supervivencia del uso de poder sobre el pueblo, sobre los débiles, la resiliencia humana de los oprimidos, la violencia de género contra las mujeres, la libertad, el amor como contraposición a la violencia… Temas tan Universales como actuales de los que habla (y también canta y baila) un gran elenco de actores.

CHANI MARTÍN da vida al tirano Comendador en esta función. Con él hablamos.

-¿Cómo ves a tu personaje?

Fernán Gómez de Guzmán es un tirano. Un militar que instiga y participa en la guerra que hay por el trono, entre Isabel la Católica y su hermana Juana. Escoge el bando de esta última y pierde esa guerra. Hablar de este contexto de guerra es muy importante en nuestro montaje porque, aunque esas batallas aparezcan como elipsis en la función, el eco de las bombas incide directamente en el ambiente de la puesta en escena de Rakel Camacho. El Comendador regresa al pueblo arrastrando toda la violencia de la batalla. Todo en él está teñido por esa violencia.

Hemos trabajado con la imagen de que el pueblo de Fuenteovejuna es como esos refugios donde la gente se pone a salvo de las bombas. En ese ecosistema particular transcurre la vida del pueblo y a ese ecosistema llega para interferir en él de forma perversa ese Comendador cacique, abusador, violento y rancio.

Entre las obligaciones del Comendador está la de proteger a los pobladores de su encomienda, sin embargo también tiene derecho de pernada, es decir, puede acostarse con sus vasallas. En un momento de la función Fernán Gómez señala este extremo preguntando de forma retórica a Laurencia y a Pascuala “¿mías no sois?”. A lo que Pascuala se atreve a responder “Sí, pero no para cosas tales”.

-En la presentación de la obra se dice que “Esta Fuenteovejuna quiere mirar al pasado para no olvidar. Para comprender nuestros orígenes.” Desgraciadamente es una obra muy actual…¿Sobre qué temas principales nos habla esta versión?

Los temas transversales son el amor y la violencia, contrapuestos y enfrentados. También la lucha de clases y el abuso de poder. El contexto en el que se desarrolla Fuenteovejuna es el de un cambio de paradigma político: los llamados Señoríos Medievales están dando paso a los Señoríos Modernos. En este contexto de cambio, las clases menos pudientes van adquiriendo ciertos derechos. Sin embargo, cuando el poder recae en personas corruptas y perversas, las leyes que protegen el orden y el bien común, son susceptibles de ser manipuladas, violadas y pervertidas por esos poderosos. También incide en la violencia ejercida contra las mujeres.

Hay en este montaje algo atávico que nos habla de lo cíclico de la historia del ser humano, de la repetición. Las expresiones de la violencia siempre han encontrado su coartada; aquellas lanzas que luego fueron espadas, después fusiles y hoy son drones, siempre han estado al servicio de lo mismo: poseer lo ajeno, destruir al diferente, manifestar la fuerza, coronarse como el más poderoso. Hablan de que se avecina una nueva guerra o de que quizás ya estemos inmersos en ella. Tal vez por eso, esta Fuenteovejuna resuena tanto.

-En contraposición, el amor en escena representado en…

La unión del pueblo. Los escarceos de los más jóvenes buscándose en los rincones de ese refugio, el hermoso punto de vista de Mengo disertando sobre el “amor propio” como principio de todo querer. Los rituales, los bailes, los cantes, la celebración.

Y en este montaje hay un personaje que se revela al amor romántico y que, en mi opinión, cobra una dimensión muy contemporánea: Laurencia. Aporta la vitalidad de una mujer independiente, terrenal y feminista, que la hace destacar entre las demás. Quizá por eso se convierte en la obsesión y el objeto de deseo del Comendador. Ella no se somete: lucha y persevera. Frondoso, a punta de ballesta, la rescata de las manos del tirano y esto desencadena la escalada de violencia que se produce posteriormente. La perversión del Comendador no solo pretende poseer ese cuerpo, también es un modo de acabar con la voz de la más rebelde…. Tras ser salvada por Frondoso, viendo que él ha arriesgado la vida por ella y sintiendo el aliento del Comendador en su cuello, Laurencia se resigna y accede a casarse con Frondoso.

Es mi lectura de lo que ocurre en la historia y creo que también es la de Rakel. Me gusta pensar que, en otras circunstancias, Laurencia sería esa chica que se va del pueblo a los 18 a conocer mundo.

-Esta versión de Rakel Camacho no elude el impacto sensorial ni emocional del espectador, con escenas que muestran la violencia sin ningún tipo de pudor, con humillaciones a los hombres y a las mujeres…

Es una opción muy valiente y tiene un fuerte impacto en el espectador. El dolor y la sangre cobran el carácter de símbolo en esta puesta en escena, aluden al instinto y generan catarsis. Este impacto no sólo incide en el espectador.  Personalmente es la primera vez que trabajo tan cerca de mis límites físicos y morales. En algunos momentos del proceso de ensayos, me ha sorprendido mi propia imaginación cruel y sádica. Supongo que las sombras de cada uno encuentran en el escenario un lugar óptimo para manifestarse.

-¿Algunas de las frases de tu personaje que le definen sin duda son?

“Basta de melindres”, “Perro villano”, “Yo tomaré venganza del agravio y del estorbo, que no pudiera con él. Vive el cielo esto lo cobro” , “A una liebre que por pies, al momento se me va” , “Mujer hay y principal de alguno que está en la plaza que dió a la primera traza, traza de verme”.

-Rakel Camacho suele presentar una potente y llamativa plasticidad escénica en sus montajes. En esta ocasión en el escenario hay lanzas de madera, una res, el fondo de las cadenas que simbolizan la opresión…

No son símbolos explícitos. Rakel es una directora muy plástica, efectivamente, pero también muy libre y muy inteligente. Los objetos cobran el valor del símbolo en consonancia con la propuesta escénica y con el resto de elementos que configuran el espacio escénico diseñado por Mónica Borromello. Además de los símbolos que mencionas, la plataforma que ocupa el escenario es una gran cruz que será muy importante en el desarrollo de la Historia. Rakel es un ser hiperbólico, que busca los márgenes y el exceso, y los habita con gran precisión.

Por su parte, María Folguera, la adaptadora, comenta que “En un Mundo en el que el poder hace alarde de crueldad y se rompen alianzas tradicionales, he querido preservar la trama de los reyes y la guerra, reflejo de un mundo sumido en la urgencia; interrogarse por las reacciones del pueblo entre el servilismo, la ira y la euforia… “¿Qué añadirías?

Añadiría que la reacción del pueblo contra el comendador, por más que la trama lo justifique, es también una reacción violenta, que no hace sino incluir al pueblo en ese círculo sangriento. En un momento dado de la obra, Esteban que es el Alcalde, Juan Rojo y Barrildo, que son sus apoyos políticos, y Mengo, disertan sobre cuales son las opciones que tienen contra el tirano. Barrildo dice “Si mi voto de vos fuera escuchado / abandonar la villa doy por voto”, es decir, plantea que los villanos abandonen Fuente Ovejuna (como se hizo en Moscú siglos más tarde para combatir a Napoleón).

Entonces aparece Laurencia tras haber sido violada por el Comendador. El monólogo de Laurencia recriminando a los tres hombres y animando a la venganza, provoca que el pueblo se alce en armas y asalte la casa del Comendador hasta asesinarlo.

Yo me planteo que habría sido precioso seguir la recomendación de Barrildo y desertar, abandonar el pueblo. La satisfacción inmediata que produce la venganza sobre el tirano, convierte al pueblo de Fuente Ovejuna en una manada homicida.

-¿Por qué son importantes la música y la danza en esta obra? ¿Qué destacarías al respecto?

No sólo la música y la danza. Hemos hecho un trabajo ímprobo con Kike Inchausti para ajustar todo lo posible las escenas de acción y lucha escénica, tratando de hacerlas veraces sin que nos hiciéramos daño. Chelo García ha sido nuestra asesora de verso y nos ha cuidado y exigido mucho. Sara Cano se ha encargado de dotar a este pueblo de esa movilidad en la que los individuos se convierten en masa y la masa en individuo. También ha sido nuestra coreógrafa, entendiendo desde un lugar hermoso las propuestas de Raquel Molano, nuestra directora musical, Pablo Peña y Darío del Moral, que se han encargado del espacio sonoro. Raquel Molano ha rescatado y adaptado canciones de la tradición popular, dotándolas de una vitalidad enorme y convirtiéndolas en parte fundamental de la propuesta. No puedo dejar de mencionar a un elenco polifacético y dotado de enormes capacidades para Interpretar, cantar, tocar instrumentos tradicionales y bailar, con una disponibilidad y un amor únicos.

En el escenario están también Cristina Marín-Miró, Jorge Kent, Pedro Almagro, Mikel Arostegui Tolivar, Pascual Laborda, Nerea Moreno, Mariano Estudillo y Alberto Velasco, entre otros. Fotografías de Pablo Lorente. Teatro de la Comedia.