La actriz es una de las protagonistas de esta función adaptada y dirigida por Sergio Peris-Mencheta.
-Un álbum de fotos de la Segunda Guerra Mundial nunca antes vistas son enviadas a Rebecca Erbelding. Las fotos muestran a los oficiales que administraban el campo de concentración de Auschwitz… Las imágenes empiezan a aparecer en las primeras páginas de periódicos alrededor del mundo. En Alemania, un empresario ve las fotos en internet y reconoce a su abuelo en una de ellas…
Es una obra que no solo muestra la normalidad y lo cotidiano de sus vidas, con su familia, cantando, riendo… También lo que plantea es cómo podían vivir tranquilamente a diez metros de todo lo que estaba ocurriendo en ese campo de concentración y exterminio. Es como si vivieran una vida paralela.
-Preséntanos a tu personaje…
Melita Maschmann era una Helferin. Es una chica que entró a formar parte de las radioperadoras que enviaban toda la información nazi a la Prensa. Después fue la directora de prensa y propaganda en el BDM (las mujeres del aparato de las SS). Desde joven entró a formar parte de las Juventudes hitlerianas. Las Helferinnen eran como “mujeres 10” que se preparaban tanto intelectualmente como físicamente.
A los protagonistas también les dan vida Víctor Clavijo, Eric de Loizaga, Irene Maquieira, Paloma Porcel, Nacho López, María Pascual y Natxo Nuñez.
-Comenta Sergio Peris-Mencheta que “Blaubeeren” es una obra sobre la banalidad del mal que, por desgracia, puede suceder en cualquier parte…”
La línea que separa el bien del mal es muy ligera. Todos, consciente o inconscientemente, hemos formado parte del mal. Lo que plantea la obra, que tiene frases tan potentes como “Todos los genocidios comienzan con palabras”, es ¿qué hubieses hecho tú en aquel lugar? o ¿Qué haces tú en tu día a día con todo lo que está ocurriendo?. Actualmente la historia se repite y estamos condenados a repetir los mismos errores como Humanidad. No hay diálogo.
-¿Sobre qué otros temas nos habla esta función?
Habla de seres humanos. De la dureza, del miedo, de la inseguridad.
Cada personaje de la obra no solo habla de la memoria histórica, también habla de la conciencia colectiva, del trauma, del feminismo, de cómo el periodismo afecta al día a día, de cómo transciende la información.
-¿Qué otros personajes femeninos hay en la función?
Todos los actores y actrices interpretamos a varios personajes. Los principales de María Pascual y Paloma Porcel son dos archivistas que trabajan en el Museo del Holocausto de EE.UU. Consiguen poco a poco, a través de descendientes y de su propio conocimiento, averiguar todos los detalles de la vida de las personas que aparecen en las fotografías.
E Irene Maquieira es Lili Jaco, una superviviente judía de Auschwitz. Su intervención es espectacular.
-Kaufman, su autor, reflexiona comentando que “Si nos apoyamos en las generaciones que nos precedieron, viviendo y beneficiándonos de un sistema injusto que ellos construyeron, ¿qué responsabilidad tenemos, como individuos y como sociedad, de corregir tantos errores?”. ¿Qué añadirías al respecto?
La función va de no mirar hacia otro lado, de caminar por la vida de una manera más justa y honesta. Lo interesante de esta obra es preguntarnos ¿quienes somos nosotros en esas fotografías?. Es una reflexión muy profunda sobre nosotros ante el horror que puede empezar por cosas pequeñas. Debemos hablar de todo lo que sucedió desde un lugar de diálogo y de amor.
Y también habla de que el que un abuelo o bisabuelo haya formado parte de un horror, a ti no te define como persona y puedes tener otro camino.