“Llevar a escena la historia de Andrea será compartir con el público la historia de todas esas mujeres que se atrevieron a desafiar la norma en una España asfixiada por la posguerra y por el yugo de la Dictadura. La obra de Laforet es una novela perturbadora y oscura, nada complaciente, pero, a la vez, es una novela que desborda pasión y coraje, invitándonos a no perder nunca la esperanza…”, comenta Beatriz Jaén, directora de esta adaptación teatral de la famosa novela de Carmen Laforet. Hablamos con Júlia Roch que da vida a Andrea, su protagonista.
JÚLIA ROCH
-En la presentación de esta adaptación teatral se describe a Andrea como una “jovencísima mujer que elige estudiar y priorizar su carrera. Elige trabajar y ganar su propio dinero. Se aleja de los convencionalismos, y se compromete consigo misma a buscar una vida independiente. Una vida en la que sea ella quien tome sus propias decisiones.” Pero, ¿Cómo la describirías tú?
Andrea es una joven huérfana de dieciocho años que ha pasado la guerra civil en un pueblo, en casa de su prima, y llega a Barcelona en 1939 para estudiar letras en la Universidad, instalándose en casa de su familia materna. Es sencilla, inteligente, muy observadora y no tan habladora. Un poco tímida y algo insegura, sensible, resiliente, rebelde y libre. Tiene orgullo, le cuesta aceptar la caridad de los demás y es capaz de regalar o gastar lo poco que tiene para tener “detalles de millonaria” con la gente a la que quiere (en concreto su mejor amiga, Ena), aunque ello implique pasar hambre. Andrea tiene un carácter rebelde e independiente que la hacen buscar su propio camino y ser crítica con lo que sucede a su alrededor, como muchos personajes femeninos creados por Carmen Laforet. Sin embargo, yo no estoy segura de que Andrea sea muy consciente de ello ni creo que lo tenga tan claro (debido, en parte, al contexto de su época).
-¿Algunas de las frases favoritas de tu personaje son…?
-“El roce de la sensibilidad almacenado durante años”.
-“El único deseo de mi vida ha sido que me dejen en paz hacer mi capricho”.
-“¿Quién puede entender los mil hilos que unen las almas de los hombres?”.
-¿De qué temas principales nos habla esta función?
Hay dos grandes temas que se enfrentan entre ellos y que tienen sus espacios muy definidos en la obra. Uno es el mundo de la juventud, con su ilusión, vitalidad y ganas de salir adelante, que habita principalmente el entorno universitario en el que se mueve Andrea y las relaciones de amistad que crea allí; con Pons y su grupo de amigos y especialmente con Ena, siendo la relación entre las dos jóvenes uno de los elementos vertebradores de la obra. Otro tema, en contraposición con el anterior, es el que habita el mundo de la casa de la calle Aribau en la que vive Andrea con su familia desestructurada, llena de violencia de todo tipo pero, sobre todo, machista, cuyos miembros traumatizados por la Guerra Civil viven en la miseria y están estancados en ese ambiente “podrido” de la casa. También se aprecia claramente la diferencia de clases entre estos dos mundos que Andrea trata de no mezclar, pero que inevitablemente acabarán por hacerlo.
–Comenta Beatriz Jaén que “Laforet mezcla en el texto el alma algo nostálgica y triste de Andrea con los poderosos destellos de fantasía y deseo que no abandonan el espíritu soñador de la joven protagonista.”, ¿Qué añadirías al respecto?
Su capacidad de observar el mundo desde una visión poética, de fijarse en los pequeños detalles, encontrar su belleza menos evidente y describirlos con palabras que los engrandecen.
-¿Por qué es actual esta función?
Aunque hoy vivimos en un mundo mucho más libre e igualitario, con aparentemente más oportunidades y una mayor diversidad, en comparación con la época de la posguerra, creo que ese capítulo de la historia no está del todo cerrado. Hay heridas que siguen sin cicatrizar en muchos aspectos de nuestra sociedad actual y revisar el pasado puede ayudarnos a tenerlas presentes y hacernos cargo de ellas. Por otro lado, la violencia machista (muy presente en la obra) es evidentemente, y por desgracia, uno de los grandes asuntos de los que hoy, más que nunca, nos tenemos que responsabilizar. Por último, veo cierto paralelismo entre ese grito generacional de los jóvenes de entonces (que trataron de abrirse camino a través de un mundo destrozado y marcado por el trauma de la Guerra Civil), con los de ahora que también tratamos de desenvolvernos en un entorno precario, insolidario, extremadamente competitivo e individualista y estamos en lucha por una sociedad más justa, inclusiva y sostenible.
Una versión escrita por Joan Yago que llevan a escena también Julia Rubio, Carmen Barrantes, Peter Vives, Amparo Pamplona, Jordan Blasco, Pau Escobar, Laura Ferrer, Manuel Minaya y Andrea Soto.
-¿De qué forma invitarías al público joven a que acuda a ver esta adaptación teatral?
Creo que es una obra que puede ser muy atractiva para los jóvenes. Andrea es muy joven tiene dieciocho años y fácilmente se pueden sentir identificados con ella y con los temas que plantea (búsqueda de la identidad, deseo de libertad, inconformismo…). Además, va a ser un montaje muy dinámico que estoy segura de que los mantendrá alerta y conectados con la historia en todo momento.
Es una producción del Centro Dramático Nacional. Fotografías de Bárbara Sánchez Palomero. Retrato: Emilio Lorente y Bárbara Sánchez Palomero.