David Serrano ha adaptado y dirigido esta versión de la obra de Tennessee Williams. Hablamos con Pablo Derqui y María Vázquez, dos de sus protagonistas.
PABLO DERQUI es Stanley Kowalski
-Blanche Dubois deja su ciudad natal, tras perder hogar y fortuna y se refugia en la casa de su hermana Stella, en Nueva Orleans. Stella está casada con Stanley, un obrero de origen polaco, rudo, bebedor y jugador. La llegada de Blanche interfiere en la convivencia del matrimonio y, además, entre ellos surge una peligrosa pasión…
Esta obra se estrenó en Broadway en el 47. En aquel momento en EEUU el capitalismo estaba en auge. Stanley es el inmigrante hecho a sí mismo en la “Tierra de las oportunidades”. Es un símbolo de “si quieres, puedes”. Blanche viene de una familia de terratenientes, con servicio en casa, de un mundo romántico que ya ha cambiado. La obra narra el choque entre esos dos mundos que también estaban enfrentados en EEUU en aquel momento.
También esta obra de Williams está enraizada con su propia experiencia personal, su historia, su familia, sus vivencias. Él también es sureño y vivió en Nueva Orleans.
-Stanley ha sido calificado como “un hombre violento, rudo, controlador, inculto y dominante”. Pero, ¿Cómo le describirías tú?
Stanley está inspirado en una pareja que tuvo el autor. Está inspirado en sus experiencias personales. Es un soldado del capitalismo. Esos adjetivos son los más evidentes pero hay que entender que sus reacciones violentas eran las habituales en aquella época. No extrañaban. A mí me gusta encontrarle sus grietas o sus puntos débiles. Es un hijo de inmigrantes, con poca cultura. Con cierto complejo de inferioridad. Y cuando se siente inferior, por ese instinto de supervivencia que tiene, se siente herido. Y cuando siente que le menosprecian, reacciona de forma violenta.
-¿Cuáles son los temas contemporáneos o actuales que aborda esta función?
El conflicto entre capitalismo y poesía. El poco lirismo que puede llegar a tener el espíritu capitalista frente a una manera de ser en la Tierra más cerca de lo emotivo, del corazón. Y sobre la violencia de género. Cómo se veía entonces. Es una manera de reflejarnos para ver un pasado reciente y descubrir cuál era el papel de hombres y de mujeres. Papel que en muchos sitios todavía no ha variado.
-¿Una de las escenas favoritas de tu personaje en la función es..?
Todavía estoy descubriendo nuevos matices de mi personaje y de la función. Cada día que la representamos aparecen nuevos aspectos. Quizás me quedaría, entre otras, con la primera escena de mi personaje junto a Stella y Blanche. Cuando aparece en la casa Blanche.
-¿Qué tipo de versión ha escrito y dirigido David Serrano? ¿En qué se diferencia del texto original?
Sobre todo es un texto muy fiel al original. Al texto dramático estrenado en Broadway. No se ha edulcorado nada, como ocurrió con la película de Kazan. Retomamos la crudeza con la que lo escribió el autor.
-¿Por qué crees que esta obra merece ser considerada como una de las cumbres de la Literatura dramática del siglo XX?
Es una de las obras en las que el autor intenta ser un reflejo del momento moderno del siglo XX que se estaba viviendo. Con un lenguaje delicioso. El autor es quién es porque se metía en la cabeza de cada uno de los personajes. No escatima autenticidad, todos son muy reales, muy reconocibles. La dualidad del autor convierte esta obra en una de las imperdibles del siglo XX.
Creo que ir a ver esta obra es una oportunidad para que los jóvenes se acerquen a un clásico moderno y descubran por qué lo es. Y para que descubran personajes que están mucho más cerca de lo que creemos. Es un clásico desde un punto de vista actual.
-Termina esta frase: “El Teatro le aporta a mi vida…”
La pasión. Me recuerda y me hace sentir la pasión con la que decidí dedicarme a esto. El Teatro me reconcilia con la profesión. Y la relación directa con el espectador me hace vibrar.
MARÍA VÁZQUEZ es Stella Kowalski
-Esta función aborda el choque entre la ilusión y el realismo, las consecuencias del descontrol, la diferencia entre clases sociales, la masculinidad hegemónica y violenta que considera inferiores a las mujeres y las maltrata… Temas que siguen siendo muy actuales…
Si, totalmente. De hecho fue lo que más me movió a querer hacer esta obra. Y pone los pelos de punta lo actual que sigue siendo 80 años después. Seguimos teniendo un montón de problemas de convivencia con las personas que vienen de fuera. Seguimos con una visión supremacista (nos creemos mejores, con una cultura mejor, seguimos tratando a segundas y terceras generaciones como si no fueran de aquí).
Como en la obra. Seguimos haciendo distinciones según el dinero que se tenga. Y siguen muriendo muchas mujeres cada año por violencia machista. Por eso hay que seguir visibilizándolo. Se habla mucho de la pasión y el deseo en esta obra, pero yo creo que también es una historia de pérdidas. Una historia de Blanche y Stella, dos hermanas abocadas a la desgracia por su condición de mujeres. Dos mujeres perdidas en parte por su educación, que confunden el deseo con el amor.
-Arthur Miller, gran admirador de la obra, comentó en una ocasión que “Un tranvía llamado deseo” es un grito de dolor. Olvidarse de eso es olvidarse de la obra”. ¿estás de acuerdo con él?
Absolutamente. Es un grito de dolor. De dos mujeres, de una sociedad enferma. Que no parece tener opciones a algo mejor. Solo queda el conformarse. ¡Es muy triste!.
-Algunas de tus compañeras actrices que ya han interpretado a este personaje lo consideran muy difícil “por su intensidad, por sus múltiples caras, como muchos registros y muchos cambios de humor”
Intento no escuchar mucho los miedos de otras personas. Ya tengo bastante con los míos. Es una obra que hemos estudiado todos los intérpretes del mundo. Quizás desprenderme de eso ha sido lo más complicado. Confiar en que yo tengo mi manera y cada persona tendrá la suya. Es una obra muy difícil porque habla de temas difíciles y a mí me gusta mojarme, jugármela en lo que cuento. Pero el texto está tan bien escrito, es tan maravilloso, todo tiene tanta lógica… Para mí fue un punto muy a favor querer meterme en el proyecto y que la historia siguiese contextualizada en la época de los años 40 en EEUU… Por lo menos a mí me daba libertad para meterme a fondo en temas que siguen pasando. Sin la presión de lo que está pasando aquí y ahora pero a la vez sabiendo que lo estás denunciando.
-¿Qué tipo de versión ha escrito y dirigido David Serrano?, ¿En qué se diferencia del original?
Es la original. Tal cual, todo el texto, sin cortes, sin censuras y con un trabajo de traducción exquisito!! David es un creador muy respetuoso, y que tiene una capacidad de escucha maravillosa. Eso hace que escuche al autor. Saber lo que quiere contar, decir exactamente. Y capaz de escuchar nuestras necesidades… Haciendo que salga lo mejor de cada uno. Ha sido un gustazo.
-¿Qué le sigue aportando al público joven un texto tan tenso y lírico como éste?
Creo que un texto que trata temas tan universales, sigue vivo y seguirá vivo siempre. Y no sólo al público joven, le aporta a todo el mundo. Y es un texto que emocionalmente es tan potente que hace que se conecte todo el mundo. Toca el corazón, empatizas muchísimo. Creo que es una catarsis… Que te abre en canal y permite que saques lo que a veces en el día a día no te atreves. Independientemente de la edad. Y mis sobrinos adolescentes vinieron y se quedaron atrapados y pienso que es muy importante ver el espejo de ciertos temas, que a veces normalizas en el día a día y verlos así, de frente… Te hacen tomar conciencia. Y eso es muy bonito.
-¿Es una gran responsabilidad o no subirse a un escenario?
Cualquier expresión artística es una responsabilidad. Porque generas opinión, referentes. en quien te ve. Y eso para mí es oro y como tal hay que tratarlo. Y con esto no quiero decir que uno tenga que ser intenso, serio o que no pueda equivocarse, probar. Pero hay que ser consciente de que la gente te va a escuchar.
-Termina esta frase: “El Teatro le aporta a mi vida…”
Salud. Me hace crecer como persona, empatizar con las personas, entender mejor el mundo, colocarme en otras perspectivas y atreverme a sacar partes de mi sin la presión del juicio propio o externo. El teatro es reparador.
La llevan a escena también Nathalie Poza (Blanche Dubois), Jorge Usón (Harold Mitchell), Carmen Barrantes (Eunice Hubbel), Rómulo Assereto (Pablo), Mario Alonso (Steve) y Carlos Carracedo (Joven). Fotografías de Elena C. Graiño. Hasta el 27 de Julio. Teatro Español.